DEPORTES
Manda el mismo
Messi sigue dictando sentencia y guía al Barça a su primera victoria en la Liga, con dos goles ante un Alavés que resistió 64 minutos || Coutinho dio tranquilidad con el tercero y el meta Pacheco salvó al equipo de Abelardo de una goleada en el Camp Nou
Dos genialidades de Leo Messi y otra de Philippe Coutinho en la segunda mitad derribaron el muro que el Alavés levantó ayer en el Camp Nou, donde los azulgranas iniciaron la defensa del título con una victoria convincente (3-0), pero algo corta a tenor de lo que se vio sobre el terreno de juego.
Liderado por el astro argentino, el Barça dominó de principio a fin un partido al que, por momentos, pareció renunciar el Alavés, que pudo haberse llevado una goleada de escándalo de no ser por la actuación de su portero Pacheco, que evitó hasta cuatro goles cantados, y los palos, que evitaron dos más, ambos con la firma de Messi.
Messi pudo marcar en la primera parte pero el larguero lo evitó, igual que ocurrió en la segunda
Agazapado atrás, el equipo de Abelardo Fernández intentaba salir tímidamente a la contra, pero el balón le duraba un suspiro y apenas era capaz de pasar de medio campo. Solo logró acercarse con peligro una vez en todo el partido: en una rápida transición que Sobrino culminaba lanzándose en plancha y cabeceando a la derecha de la meta defendida por Ter Stegen.
El resto fue un monólogo azulgrana.
Falto de ritmo en ataque, al Barça le costaba fabricar fútbol en los primeros compases del choque, pero presionaba tras las pérdidas con efectividad y recuperaba el balón en pocos segundos cada vez que lo cedía.
Messi pudo romper la igualada inicial en un tiro cruzado a los dos minutos y en una falta que estrelló en el larguero a los 38. Entre ambas jugadas, buenas intenciones del Barça pero poco fútbol, en parte por el orden defensivo de los vitorianos, que apenas concedieron espacios.
Solo al final de la primera parte aceleraron los de Ernesto Valverde en busca del gol que abriera el marcador. Dembélé, de nuevo titular como en la Supercopa de España, se encontró con Pacheco cuando disparó dentro del área tras recibir una asistencia magistral entre líneas de Messi. Poco después, el francés, al que se le vio más suelto que el año pasado, cruzó demasiado una triangulación entre Luis Suárez y Jordi Alba. También el uruguayo tuvo su oportunidad al ganarle la espalda a la defensa vitoriana e intentar una vaselina sobre la salida del portero visitante que sacaría Laguardia bajo palos.
Valverde tenía que mover piezas en el descanso y puso más madera en la sala de máquinas. Recurrió al talento de Coutinho, sentando a Semedo y devolviendo a Sergi Roberto al lateral derecho para que el brasileño pudiera desplegar todo su repertorio ofensivo en el centro del campo. De nuevo Pacheco tuvo que sacar una clara ocasión a Jordi Alba al inicio de la segunda mitad. El Barça había puesto una marcha más al partido y el Alavés, cada vez más atrás, empezaba a sufrir de verdad para mantenerse con vida en el choque.
Y entonces apareció Messi, siempre Messi, para forzar una falta en la frontal y ejecutarla magistralmente con un disparo raso y colocado que pasaba por debajo de la barrera y engañaba a Pacheco. El crack de Rosario acababa de anotar el gol 6.000 en la historia del Barcelona en la competición doméstica –también marcó en su día el 5.000– y ponía a los azulgranas por fin por delante. El Alavés, el último equipo que ha ganado en el Camp Nou en Liga, había aguantado 64 minutos. Toda una heroicidad.
Messi pudo hacer también el 2-0 en la jugada siguiente, pero su disparo colocado se estrelló en el palo derecho de la portería defendida por Pacheco. Y el meta del Alavés aparecería minutos después para ganarles la partida tanto a Luis Suárez como a Coutinho en sendos uno contra uno. Sin embargo, nada pudo hacer en la siguiente intervención del brasileño, que se internaba en el área para fusilar con la derecha y colocar el 2-0 a siete minutos para el final. Era la sentencia.
Desinflado el Alavés, que no puso a prueba ni una sola vez a Ter Stegen a lo largo de los 90 minutos, el Barça olió la sangre y Messi insistió sobre Pacheco hasta que hizo el tercero en la última jugada del partido, cuando recibió una asistencia de Luis Suárez para ajustar con la zurda al fondo de la red y sellar un triunfo merecido pero corto.