Amamantar entre goles
Irina Pop y Emma Precup, que han vuelto a jugar con la Associació tras ser madres por segunda vez, dan el pecho a sus hijos en los descansos de los partidos
La conciliación de la vida laboral y familiar es uno de los caballos de batalla de la sociedad actual, una situación que se agrava cuando la madre es, también, deportista de élite. Es el caso de las dos grandes referentes de la Associació Lleidatana d’Handbol, Irina Pop y Emma Precup, que esta temporada han vuelto a la competición después de vivir su segunda maternidad. Desde que arrancó la pretemporada, es habitual verlas acompañadas por sus retoños, de los que no se separan ni en los entrenamientos y ni en los partidos, y amamantando a sus bebés en medio de una sesión preparatoria o en los descansos de los encuentros.
“Es complicado poder compaginarlo todo, pero con ayuda es posible. No tengo ningún problema en dar el pecho a mi hijo en la grada o en el vestuario, lo veo como algo natural. Quizás con el primero tuve algún reparo por lo que podía decir la gente, pero soy muy feminista y no tengo ningún problema. Los niños tienen que comer, y más en los primeros meses que dependen mucho de la madre”, afirmó Irina, que a las cinco semanas de dar a luz a su segundo retoño, Theo, ya estaba entrenando, algo que ya hizo cuando tuvo a Sofía, que ahora cumplirá 4 años.
Irina recaló en la Associació en 2003 para jugar con el equipo juvenil. Desde entonces siempre ha militado en el club leridano, a excepción de una temporada, la 2011-2012, en la que jugó en la División de Honor en las filas del Gijón. Ahora lleva siete años residiendo en Albalate de Cinca, donde también trabaja de aparejadora técnica. Tiene claro que sin la ayuda de su familia sería imposible compaginar la maternidad con la actividad deportiva. “Tengo la suerte de que mi pareja me acompaña a todos los sitios. Siempre vamos los cuatro en bloque (risas). También es importante la comprensión que recibimos desde el club, que entiende que a medio entrenamiento tenga que parar para dar el pecho a mi hijo”, apunta. Emma Precup, que cumple su decimosexta temporada en la Associació, vive una situación idéntica a la de Irina. Madre de Ivet (de 4 años) y Max (de siete meses), cree que la situación empieza a normalizarse. “Antes no lo había visto nunca, pero ahora las cosas se van normalizando y es normal ver a una madre deportista amamantar a su hijo en público. La gente te mira, pero te anima, y eso es importante”, reconoce Emma, que también considera determinante el respaldo de su pareja, el jugador de hockey Lluís Rodero, con quien comparte también la actividad profesional.
“Quiero seguir jugando al menos hasta los 35 años”, asegura Irina
Irina Pop, que en octubre cumplirá 30 años, y Emma Precup, de 32, no piensan en la retirada, que ven todavía muy lejana. “Me preguntan por qué sigo en activo después de tener dos hijos, pero es algo que necesito. Me encanta el balonmano y creo que podré seguir en activo, al menos, hasta los 35 años. Luego me tendré que preparar para ser entrenadora para seguir ligada a este deporte”, afirmó Irina. Emma, por su parte, tiene claro que seguirá jugando “hasta que el cuerpo aguante”. “Disfruto mucho jugando al balonmano. Es algo que me hace sentirme bien, más feliz, así que no me planteó dejarlo a corto plazo”. Las dos son las grandes referentes de un equipo que este año aspira a no sufrir para mantenerse. Sus dos casos serán protagonistas de la mesa redonda que la Associació Dona Baláfia organiza el próximo viernes 5 de octubre en el Centre Cívic bajo el título “Dona esportista aventurera y solidària”.