DEPORTES_LUNES
Atrapa a Doohan y ya mira a Rossi
Estratosférico, intratable, extraterrestre, imbatible, cualquiera de estos calificativos se quedan cortos para explicar la nueva gesta del ‘Tro de Cervera’, que ayer en Motegi alcanzó el séptimo nivel. Cinco títulos de MotoGP en seis años y siete mundiales en nueve (también logró el de 125 en 2010 y el de Moto2 en 2012), que le convierte, como no, en el piloto más joven de la historia en conseguirlo. Y todo ello con solo 25 años.
¿Hasta dónde llegará? o, mejor dicho, ¿hasta dónde querrá llegar? Si es por él, las marcas de Valentino Rossi, Ángel Nieto e, incluso, Giacomo Agostini, el que más títulos tiene con 15, están en peligro ante la voracidad de este devorador de récords, que ahora, además de pilotar como nadie y exhibir todo un abanico de ‘salvadas’ que nadie sabe cómo, añade un grado de paciencia y serenidad que ayer le permitió ganar el título. Supo ser paciente y esperó el error de Andrea Dovizioso, que llegó a dos vueltas del final, en parte motivado por la presión a la que le sometió el de Cervera, que no quería dejar pasar la oportunidad de ganar el título en su primer ‘match ball’ y, como no, hacerlo en ‘casa’ de Honda para regocijo de los japoneses.
Marc, que salía sexto, se situó segundo ya en la primera vuelta y se puso líder a tres giros del final
Bate otro récord de precocidad y ya es el cuarto piloto de la historia con cinco títulos en MotoGP
Marc ya es el cuarto piloto de la historia del motociclismo en conseguir cinco coronas en la categoría reina, dejando atrás a los tres primeros grandes mitos británicos del medio litro –Geoff Duke, John Surtees y Mike Hailwood–, así como al estadounidense Eddie Lawson, gran dominador del final de la década de los ochenta. Con este nuevo título ya se sitúa en el tercer escalón del podio histórico, que comparte con el australiano Mick Doohan, que dominó con gran autoridad el final del siglo XX. Por delante ya nada más tiene a los dos grandes iconos italianos de las dos ruedas: los siete de Valentino Rossi y los ocho de Giacomo Agostini.
Màrquez era consciente antes de dar gas que el título pasaba por ganar, ya que Dovizioso iba muy rápido y no iba a dar concesiones. Y así fue. El italiano no falló en la salida, en la que se llevó tras su estela al australiano Jack Miller (Ducati Desmosedici GP17), pero tampoco lo hizo Marc, quien en la primera curva y por dentro superó a todos sus compañero de fila –Cal Crutchlow y Andrea Iannone– y también al francés Johann Zarco (Yamaha YZR M 1), para luego doblegar al piloto de las antípodas antes de concluir el primer giro. Ya era segundo en la primera vuelta, tras Dovizioso. Los dos protagonistas del Mundial estaban ya mano a mano, con Àlex Rins (Suzuki GSX RR), a la postre tercero, a rebufo.
Fue en el decimocuarto giro cuando el leridnao intentó por primera vez comandar la carrera, pero enseguida le devolvió la acción Dovizioso, con Crutchlow expectante y Iannone prácticamente enlazando con ellos, aunque el italiano cometió un error y se fue por los suelos, dejando la cuarta plaza en solitario para su compañero Rins. Un vez más, en el vigésimo primer giro, en la curva nueve, Marc se volvió a meter por el interior y esta vez sí, logró mantener el liderato frente al ataque de Dovizioso. A tres vueltas del final, Márquez había conseguido, por primera vez, ser líder de la carrera. Quedaban tres vueltas pero Dovizioso iba, literalmente, pegado a él.
“Dovi Out” se leyó en la pizarra de Marc al principio de la última vuelta. El italiano se había caído en la curva diez intentando aguantar el ritmo del de Cervera, que tras ver el mensaje hizo un gesto con la cabeza y ya se tomó la última vuelta con calma para que nada empañase su séptimo título mundial.
La tensión estalló nada más ver la bandera a cuadros. Allí le esperaban su hermano Àlex, su tío Ramon y su ‘mano derecha’, José Luis Martín. Entre las felicitaciones de sus compañeros, un abrazo del piloto inglés Scott Redding le provocó una dislocación del hombro, que no le impidió celebrar a lo grande el título. Le esperaba una máquina recreativa con la en la que, metafóricamente, llegó al ‘nivel 7’, el mismo que su número de entorchados.
Todo tras una temporada en la que mostró lo que mejor sabe hacer: asumir riegos. Su atrevimiento, no exento de polémica entre sus rivales, le ha permitido alcanzar su octava victoria del curso y proclamarse campeón a falta de tres pruebas para el final. Sus 102 puntos de ventaja sobre Dovizioso resultan ya inalcanzables y le elevan al Olimpo del motociclismo mundial.