El coleccionista de 'salvadas'
Màrquez ha logrado desafiar a las leyes de la física con sus ya históricas maniobras
Nadie, ni los que más le critican, dudan ya de que Marc Màrquez es el mayor talento que ha visto el motociclismo en muchísimo tiempo. Ya no solo por la clase que destila sobre la moto, su competitividad, su voracidad o los siete títulos de campeón del mundo que ya atesora, cinco de ellos en la categoría reina, sino también por su maestría, innata, para evitar caídas que, a ojos de la mayoría, parecen seguras. Son ya muchas las veces que el piloto de Cervera parece que va camino de darse de bruces contra el asfalto y salva la situación en el último momento con un sutil toque con el codo o la rodilla sobre el suelo que le permite enderezar el rumbo sobre su Honda a más de 150 km/h. No es casualidad, más que nada porque el repertorio es suficientemente extenso. Y es que ya lo ha convertido en algo natural, cotidiano, aunque no por ello imitable, no en vano nadie hasta ahora lo ha logrado, ni tan siquiera intentado. Aunque son muchas las salvadas que tiene en su currículum, también lo son sus caídas. Marc acumula en los 107 grandes premios que ha disputado en MotoGP 103 visitas al asfalto, casi un promedio de una por carrera. Con la sufrida en la sesión de calificación del Gran Premio de Malasia en Sepang ya lleva veinte esta temporada, el que más de la categoría, aunque lejos todavía de las 27 que sufrió en 2017.
Quizás la ‘salvada’ que dio la vuelta al mundo fue la que protagonizó el año pasado en el Gran Premio de Valencia, más que nada porque en esa carrera Marc se jugaba el Mundial contra Andrea Dovizioso. Sucedió mediada la prueba, cuando se situó líder y trató de tirar para escaparse del italiano, entrando en la primera curva de Cheste bastante colado. Aun así, trató de hacer el viraje, cerrándosele la dirección a 153 km/h. La caída parecía segura. El Mundial se iba al garete, pero de nuevo sorprendió a todos evitando ‘in extremis’ el desastre. Apoyó su cuerpo contra el suelo y logró levantar la moto para acabar certificando su cuarto título de la clase reina.
La acción que dio la vuelta al mundo fue la de 2017 en Cheste, cuando evitó la caída para ganar el Mundial
Todo comenzó en unos entrenamientos privados en el circuito checo de Brno en agosto de 2014. Sin apenas cámaras que lo inmortalizasen, su Honda perdió adherencia alcanzando una inclinación de nada más y nada menos que 68 grados. En ese momento apoyó todo el cuerpo sobre el suelo y se salvó de la caída. Aquel día todos lo achacaron a la fortuna, pero más adelante quedó demostrado que había nacido una técnica patentada que solamente Marc sabe llevar a cabo. Pero no por repetitivo deja de sorprender, más que nada porque en el pasado Gran Premio de Malasia se superó. Y es que en el segundo libre del viernes llegó a perder el control de su Honda en cuatro ocasiones, y en todas ellas salió indemne. “He tenido bastantes sustos. Cuatro salvaditas. Creo que es el récord. Nunca había hecho tantas en un entreno”, dijo sin inmutarse el leridano tras el entrenamiento. Es el ‘Màrquez style’.