NATACIÓN ENTREVISTA
Paula Juste: 'Amar la natación es sufrir'
La leridana Paula Juste, de 15 años, con 3 medallas en el reciente Estatal absoluto, se levanta cada día a las 5 de la madrugada y nada más de 40 km semanales || Comenzó a practicar con tres años
La leridana Paula Juste acaba de llegar del Estatal absoluto con tres medallas –una plata y dos bronces– y haciendo trizas todas sus marcas personales hasta el punto de firmar dos mejores marcas españolas de 15 años en los 400 libres y 200 estilos. Ayer, en las instalaciones del Club Natació Lleida, su club de toda la vida, admitía, metafóricamente hablando, que ha irrumpido “rompiendo la puerta” en la competición donde está lo más selecto de la natación española. “Sí, se puede decir así”, sonríe con timidez. “No ha sido mi primer absoluto, ya fui a Gijón hace un par de años y logré buenos resultados, aunque sin medallas. Pero este Estatal ha supuesto un salto importante de cara a las posibilidades de hacer mínimas en primavera para los Europeos. Había que hacerlo bien para saber cómo he estado entrenando estos meses y, aunque las medallas no me las esperaba, sí veía que podía hacer las marcas que he hecho”, explica esta estudiante de cuarto de ESO en el colegio Lestonnac, que destaca en la asignatura de matemáticas y que comenzó a nadar a los 3 años en los cursillos del CN Lleida. “Me apuntaron mis padres básicamente para aprender a nadar. De pequeña también practiqué el tenis, pero lo dejé cuando entré en el equipo de natación”.
Empezó a competir, ganó sus primeras medallas en su primer Campeonato de Catalunya con 9 años y cuando tenía 11 arrasó con 7 oros en los de España autonómicos en Cáceres. “Hasta entonces me lo tomaba como un juego, pero mi entrenadora (Erika Espejo) me dijo: Prepárate porque a partir de ahora viene lo más difícil. Me lo recuerda siempre cuando a veces le digo que no puedo ir a entrenar porque tengo que estudiar por ejemplo”. Hace suya la frase de la que fue primera medallista olímpica española en natación, Nina Zhivaneskaya. “Sí, amar este deporte es querer sufrir. Estoy de acuerdo con ella. Hay gente que no entiende que me levante tan temprano y que me canse tanto, pero cuando entreno bien no hay nada que me haga disfrutar más porque sé que competiré bien. Disfrutas y sufres a la vez. Piensas: estos 50 últimos metros de tanto sufrimiento que pasaré en la competición ya los he vivido y los podré soportar”.
Josep Maria Rojano y Erika Espejo la entrenan en el CN Lleida, que cuenta con 220 nadadores
Cada día, de lunes a viernes, se levanta a las 5.20 de la madrugada y a las 6.00 ya está en la piscina. Sesiones de 6.00 a 7.45 y de 16.15 a 18.00, los miércoles y viernes programa doble y el resto solo por la mañana. Unas 16 horas y más de 40 km semanales nadando. Y algunos viernes toca ir al Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, además de un par de veces al año a un centro similar en Sierra Nevada con los nadadores españoles de los programas olímpicos 2020 y 2024. Cada día se acuesta no más tarde de las 22.00 horas. “No queda tiempo apenas para nada más, entre los estudios y la natación, pero lo haces porque como cualquier deportista tienes unos objetivos que alcanzar y uno de ellos es también, claro, participar en unos Juegos. Bajar cada centésima supone nadar muchos kilómetros”. En su habitación casi no queda ya sitio para las medallas y los trofeos. Algún peluche y, eso sí, ningún póster. “No he tenido nunca ídolos ni referentes, ni siquiera en natación. Me gusta escuchar música en las competiciones para que no absorba todo el tiempo la natación. Me gusta pasear y quedar con los amigos”, concluye.
“La ves cómo se mueve en el agua y es como un pez” “Paula flota mucho, es muy flexible, tiene un cuerpo brutal para la natación. La ves cómo se mueve en el agua y es como un pez”. Así la describe Josep Maria Rojano, su entrenador en el CN Lleida junto a Erika Espejo. Son el gran apoyo de Paula junto a sus padres Maribel y Sisco. “Mis padres me ayudan mucho. Su sacrificio comienza desde el momento en que también se levantan a la misma hora que yo. Ellos tienen su trabajo y sus obligaciones y tienen que adaptarse a la vida que llevo. Mi cansancio y mi esfuerzo también lo soportan ellos”. De sus entrenadores, la joven promesa leridana dice que “nos entrenan y nos enseñan valores. Nos ven en los buenos momentos y nos aguantan en los malos”, se sincera.