LO MEJORLO PEOR
Segunda derrota
El Lleida pierde su imbatibilidad como visitante en el Mini ante un Barça B que fue superior || Los de Albadalejo reaccionaron tras el descanso y consiguieron empatar
El Lleida vio frenada ayer su buena racha como visitante. Perdió por 2-1 en el Mini Estadi, con lo que perdió la imbatibilidad lejos del Camp d’Esports y sufrió su segunda derrota en la Liga. Fue de forma cruel, ante un Barça B que no pudo plasmar su triunfo hasta el minuto 90. Pero el filial azulgrana sí que se mostró superior a los de Albadalejo, sobre todo en un primer tiempo al que a los leridanos –que ayer por primera vez en un desplazamiento vistió de azul–, se les olvidó presionar arriba y eso dio mucha ventaja a los azulgranas, que disfrutaron con la posesión del balón.
Con demasiadas faltas y con muy pocas recuperaciones, el Lleida estuvo siempre a merced de un Barça B guiado por un excepcional Oriol Busquets y con los intermitentes destellos de Riqui Puig, al que parecen proteger los colegiados ante cualquier desequilibrio provocado por el rival. Tras un primer remate de Ballou (11’) que detuvo bien Pau Torres, los de García Pimienta tuvieron el gol en remates de Carles Pérez (22’ y 29’). El primero lo detuvo Pau Torres y el segundo salió ajustado al palo. Mújica también obligó a lucirse al portero leridano (25’) que le envió su envenenado remate a córner. En cambio el Lleida, que no conseguía retener el esférico, solo le vio la cara a Peña en una falta directa lanzada por Mousa (33’) que se fue por encima del larguero. Así las cosas, llegó el gol local con un buen remate de Carlos Pérez (1-0), a cuatro minutos del descanso, al aprovechar un balón suelto en el borde del área.
La segunda parte fue otra cosa. Los dos equipos se emplearon a fondo y el Lleida, además, tuvo la iniciativa. Dos posibles penaltis que reclamaron los azules en el area local (47’ y 52’), por manos de Chumi y derribo de Guillem a Mousa. Y entre medio el golazo de Oriol, que supuso el empate (1-1) con dos perfectos remates en el interior del área del Barça B y una perfecta definición. Los dos posibles penaltis, lo fuesen o no, acabaron desencadenando la doble y simultánea expulsión de los técnicos, que se dedicaron a protestarlo todo al colegiado y a recriminarse sus protestas entre sí. Estos nervios se trasladaron también al terreno de juego, con constantes piques entre los jugadores, que el colegiado se empeñó en cortarlos con una lluvia de tarjetas, ya con los dos tecnicos en el vestuario –Albadalejo estuvo en permanente contacto con Walter Litwin, vía móvil, para trasmitir a Jordi Cortés, las instrucciones.
El desconcierto en el campo favoreció más al Barcelona, que volvió a llegar más y mejor que el Lleida. De hecho, la fortuna sonrió al Esportiu ya que dos remates del Barça B acabaron en el palo, con Pau Torres ya batido, a cargo de Chumi (74’) y McGuane (80’). El Lleida, que ya lo había intentado con una falta directa que Peña le detuvo a Juanto Ortuño (65’), no quiso ser menos y Tano (87’) también envió la pelota a la madera, a la salida de una falta botada por Mousa. Y al final, mientras se anunciaban los cuatro minutos de prolongación, llegó el definitivo 2-1. El Lleida no tuvo ya tiempo de reacion, porque entre faltas, protestas y tarjetas –se mostraron hasta cuatro en el tiempo añadido– ya no se jugó absolutamente nada.