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MOTOR COMPETICIÓN

“Llegar al Lago Rosa era una cuenta que tenía pendiente”

Àngel Leal, ayer con el trofeo conquistado, en el local de Motos Parcerisas, concesionario KTM en Lleida.

Àngel Leal, ayer con el trofeo conquistado, en el local de Motos Parcerisas, concesionario KTM en Lleida.

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El leridano Àngel Leal es un piloto amateur que el pasado domingo pudo quitarse una espina que se le quedó clavada en 2006. Aquel año pudo cumplir el sueño de todo apasionado de las motos, participar en el Dakar que, entonces todavía se disputaba en África. Pero no pudo finalizar la carrera. “Me quedé en Mauritania”, recuerda. Pero el domingo no solo finalizó el Rally Intercontinental, que discurre por el mítico recorrido del Dakar clásico, llegó al Lago Rosa como segundo de la general. “Cuando llegué con la moto la sensación que tuve fue de libertad. Valoré haber llegado al Lago Rosa sin romperme ningún hueso”, explica. “Llegar era un sueño la primera vez, en 2006. Ahora era una cuestión personal, una cuenta que tenía pendiente”, añade.

Ángel Leal, de 49 años, participó con una KTM proporcionada por Motos Parcerisas, concesionario oficial de la firma austríaca en Lleida. “La verdad es que no pensaba en ganar ni en quedar tan bien. Solo quería acabar la carrera”. Pese a ser amateur, es un piloto experimentado en este tipo de pruebas. También participó en 2015 en el Merzouga Rally, donde ganó en su categoría, y ha estado también en el Rally de Túnez y en el del Atlas. Han sido dos semanas, 6.000 kilómetros y cuatro países, desde Almería hasta Dakar, capital del Senegal, pasando por Marruecos y Mauritania.

En la primera etapa se golpeó el pecho con su propia moto, en un rebote de suspensión, por lo que “me lo tomé con precaución. Pero cada día me iba encontrando mejor. Gané dos etapas y tras la primera semana ya me puse segundo”. Afirma que no le interesa el Dakar actual: “La sensación de aventura original está en este. El de Sudamérica ya es una carrera de velocidad”, asegura.

Aunque el Dakar dejó África por amenazas terroristas, asegura que “no he notado inseguridad. Claro que en Mauritania, teníamos al ejército siempre a nuestro lado y las etapas ern más cortas, supongo que por seguridad. Me he sentido tranquilo, pero viendo a los soldados te das cuenta de que hay riesgos”. Por ello no cree que el Dakar regrese a África. “Además, en Sudamérica los países pagan por acogerlo. Aquí cobran”.

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