Baño de autoestima

El Lleida consiguió ayer la medicina que necesitaba para curar su enfermedad: La victoria. Después de encadenar seis jornadas sin ganar, sumando solamente 3 puntos de 18 posibles, necesitaba un triunfo. Y la logró ante el At. Levante (2-0). Los goles fueron la dosis que el ‘enfermo’ necesitaba para levantarse de la cama y ponerse de nuevo a trabajar. Los goles de Mousa y Pedro Martín supusieron sendas dosis de autoestima a un equipo que la necesitaba.

En el debut de Joan Carles Oliva en el Camp d’Esports, el Lleida sumó una victoria de gran valor, la primera del año, tres puntos que permiten romper la mala racha y situarse terceros, a 4 puntos del líder, volver a ganar después de casi dos meses y aferrarse de nuevo al cartel de favorito al play off.

Al “efecto Oliva”, tras el debut en Cornellà con un empate sin goles, se sumó ayer el “efecto Quintero”. El jugador ecuatoriano, que solo había jugado hasta ayer 245 minutos en la Liga, salió en la segunda mitad y revolucionó el partido. Oliva, desde el banquillo, sigue intentando a marchas forzadas modelar el equipo a su gusto. Ayer hizo variantes tácticas mientras el balón iba rodando. Probó, con cuatro defensas, probó con tres y tuvo que adaptarse a los imprevistos propios del fútbol, como fue la lesión de Marc Martínez en el primer cuarto de hora. Pero le salió bien. Dos partidos, cuatro puntos, dos goles a favor y ninguno en contra. No es mal inicio para el técnico leridano, que suplió a Gerard Albadalejo.

Y eso que el partido no empezó nada bien. A los tres minutos Manu Viana le ganó la espalda a Tano, se plantó ante Pau Torres y lanzó un potente remate que el meta del Lleida envió a córner. Sin duda, el partido hubiera sido otro si el delantero del At. Levante no falla una ocasión tan clara. Un gol en contra hubiera podido tener un efecto devastador en un equipo de moral quebradiza. En una primera mitad con pocas ocasiones, la mejor del Lleida la tuvieron Juanto y Dalmau en la misma jugada, en el minuto 17, pero sus remates los rechazó el meta visitante.

Quintero fue el encargdo de revolucionar el partido. En el primer minuto de la segunda parte un centro suyo lo aprovechó Mousa para marcar el 1-0. El ecuatoriano robó varios balones que provocaron peligrosas contras. Pero aunque el partido estaba decantado del lado leridano, faltaba la sentencia.

Y ésta llegó en el minuto 72. El árbitro decretó penalti por un derribo a Juanto. En la mente de todos, la absurda discusión del día del Espanyol B (2-0 a favor, pugna por quien lo tiraba, fallo, remontada y crisis abierta). Pero esta vez Pedro Martín tomó el balón y ejecutó el 2-0. El Lleida tuvo ocasiones para lograr un triunfo más amplio, auque también es verdad que el At. Levante perdonó el empate con 1-0 en el marcador. Debe ser cosa del “factor Oliva”.