Un punto de tedio

El Lleida sumó ayer un punto tras firmar un empate sin goles ante el Badalona (0-0). El equipo se mantiene invicto desde la llegada de Joan Carles Oliva –dos victorias y dos empates– y sigue una semana más en zona de play off. Pero el punto de ayer llegó envuelto en tedio. El Lleida no dio nunca la sensación de tener el control del partido, careció de fluidez en el manejo de balón y, sin la pelota, sufrió, desactivado por un Badalona que llegó con tantas bajas que solo pudo traer a 16 jugadores a Lleida, pero que dejó a los leridanos sin ideas y atascado en un descontrol del que no supo salir en ningún momento. Ni Oliva encontró esta vez los cambios adecuados para que el equipo reaccionara.

El equipo aburrió. No pudo generar ocasiones, no supo encontrar líneas de pase y acabó el partido con solo tres disparos bien dirigidos. Todos ellos sin peligro. El Badalona presentó unas estadísticas ofensivas todavía peores. No remató ni una sola vez entre los tres palos. Solamente firmó cuatro remates desviados, pero todos ellos con sensación de peligro y todos ellos en la segunda mitad. Tres remates de cabeza de Valentín (58’ y 86’) y de Chacopino (84’), que salieron fuera por muy poco y un disparo de Moyano desde la frontal (63’), que con toda la portería para él lanzó por encima del larguero, fueron también un pobre bagaje. Pero casi les bastó para dar un disgusto a los leridanos.

Aferrado al tópico de que “cuando no puedes ganar, es muy bueno no perder”, el Lleida capeó la situación como pudo. Y ayer pudo poco. Es difícil encontrar tres pases seguidos y muchos balones se perdieron por el pésimo control que hicieron los leridanos. Tanto desatino aburrió hasta al seguidor más animoso. Y eso que la grada apoyó con gritos de “Lleida, Lleida” después de casa ocasión de los barceloneses.

A Oliva no le salió bien la apuesta de Quintero en la titularidad. Lo cambió en el descanso. Pau Torres, eso sí, fue un espectador más. La defensa no pasó apuros, pero no encontró vías de comunicación con un centro del campo superado por sus rivales. Y en ataque, la pareja letal, Pedro Martín y Juanto Ortuño, parecían dos náufragos sin que ni Mousa primero, ni los refrescos posteriores de Dongou y Cano, pudieran provocar chispazos que encendieran la mecha para una pólvora ayer apagada.

El equipo reclamó un posible penalti sobre Cano en el minuto 64. Pobre recurso para un equipo que tiene más potencial, aunque ayer se vio desactivado por un Badalona al que parecía que ya le iba bien el punto. Oliva lleva cuatro partidos desde que sustituyó a Albadalejo. Juanjo Garcia, técnico del Badalona, lleva seis desde que ocupó la plaza del destituido Calderé. Ambos se mantienen invictos. Aunque ayer fue gracias a su apuesta por el tedio.