LO MEJORLO PEOR
El Lleida deprime
Vuelve a perder en casa ante un Castellón que aún no había ganado fuera y lleva sumados solo 2 puntos de los 12 últimos, teniendo en cuenta que tres de esos 4 partidos han sido en el Camp d’Esports || La afición, decepcionada, silba y saca pañuelos tras el partido
El Lleida Esportiu no levanta cabeza y fue despedido con silbidos y algunos pañuelos. Volvió a perder en casa, esta vez ante un Castellón que iba penúltimo y que con su victoria –la primera que consigue esta temporada fuera de su estadio– por 0-1 consigue salir de los puestos de descenso. El equipo de Joan Carles Oliva sigue sumido en una profunda depresión, en la UCI de un hospital en que se ha convertido la segunda vuelta para los azules que solo han sumado 2 de los últimos 12 puntos en juego, teniendo en cuenta que tres de esos 4 partidos han sido en el Camp d’Esports.
El Lleida comenzó regalando la primera mitad, algo que ya acostumbraba a hacer en la primera vuelta con Gerard Albadalejo pero entonces, al menos, remontaba los partidos, a veces con épica incluida y, sobre todo, mucho amor propio. El equipo actual, que en este partido tenía el lastre de sufrir hasta siete bajas y con un banquillo repleto de jugadores del filial, está bloqueado mentalmente y parece fundido en todos los sentidos, porque le falta chispa, intensidad y signos vitales, en definitiva.
Que el play off aún está al alcance a falta de ocho jornadas para acabar la Liga, ya que los azules están a dos puntos
Y no es que el Castellón hiciera mucho más en un partido infumable en el primer tiempo y solo un poco más digerible tras el descanso. Se limitó a aprovechar un regalo de la defensa del Lleida para anotar su gol cerca del ecuador de la primera mitad por mediación de César Díaz y después hizo lo justo y absolutamente necesario para contener algún destello aislado de los azules. Incluso, en los minutos finales los albinegros simularon lesiones para ir apurando el cronómetro y conseguir una victoria de oro para ellos y que a la vez condena al Lleida a seguir en caída libre y sin frenos, ahora a dos puntos del play off de donde salió la pasada jornada.
Oliva alineó de entrada a tres puntas (Pedro Martín, Juanto y Dongou) consciente de que el equipo acumulaba tres jornadas sin marcar que, después del partido de ayer, ya son cuatro. Cierto es que Pedro y Juanto ya no son los de la primera vuelta que, con sus goles, arreglaban cualquier desaguisado, incluso desorden del equipo. Ya no les queda pólvora. Pero más preocupante es el caso de Dongou. El camerunés, que llegó en el mercado de invierno como el fichaje estrella por su prometedor pasado en la Masia blaugrana más que por sus prestaciones después cuando saltó al fútbol profesional, fue otra vez un ejemplo de inoperancia, sin desborde, sin mordiente, sin ni siquiera aferrarse a la potencia física que se le presupone.
Solo Cano puso ayer algo de criterio en el juego, pero en cuentagotas y sin relevancia final. Y en la segunda mitad las entradas en el campo de Quintero y Calavera aportaron energía a un equipo muy necesitado de ella. Mejoró el Lleida, con dos buenas ocasiones del ecuatoriano, pero no le alcanzó ni para empatar. Solo diez puntos sumados de 33 en la segunda vuelta y malas sensaciones. Todo dicho.