Vuelve al mundo de la gimnasia la leridana Carmen Acedo, única española en ganar un Mundial individual
La leridana Carmen Acedo, única española en ganar un Mundial individual en rítmica y cuarta en Barcelona’92, ejerce de entrenadora en Mataró
La exgimnasta leridana Carmen Acedo ha regresado al mundo de la gimnasia rítmica en enero pasado al comenzar a entrenar al Club Rítmica Mataró, ciudad en la que vive desde hace mas de siete años. Totalmente desvinculada del deporte al que dedicó su vida desde 1982 hasta 1993, Acedo ha regresado para aportar su experiencia como docente a las niñas que comienzan ostentando todavía el logro de haber sido hasta la fecha la única gimnasta rítmica española en proclamarse campeona del mundo de manera individual, al hacerlo en la modalidad de mazas en el Mundial de Alicante en 1993. Además, entre otros muchos éxitos, obtuvo diploma olímpico en los Juegos de Barcelona 92 al ser cuarta en la final. “Me engañaron un poco”, bromea. “Es un club con 125 niñas y llevo la escuela y las más mayores. Hay dos (Xènia Aragón y María Barbero) que irán en abril al Campeonato de España y tengo mucha fe puesta en ellas”, explica ilusionada.
En el libro Pinceladas de rítmica, la también exgimnasta leridana y coetánea de Acedo, Montse Martín (campeona del mundo por conjuntos) y su hermano Manel hablan así sobre el legado de Acedo y las características como gimnasta que le atribuyen: “Fue una de las mejores gimnastas de todos los tiempos y siempre fue muy diferente al resto. Realizaba dificultades corporales con un estilo propio, muy marcado. Seria en la pista, misteriosa en ocasiones, dotaba a sus coreografías de una personalidad única, provocando el silencio del público ante todas sus interpretaciones”.
Montse Martín y Carmen Acedo, en 1996, mostrando sus medallas
Carmen, que tiene tres hijas y la más pequeña, Lena, de 6 años, quiere seguir sus pasos, solo guarda buenos recuerdos de su época de gimnasta, pese a que estuvo llena de sacrificios. “Con 9 años ya viajaba sola, pero me ha servido para ser ordenada y tengo la riqueza personal de haber conocido a mucha gente, a unas compañeras que son como una familia. Nos vemos a menudo y también hacemos excursiones”, ríe. Explica la última ‘excursión’ que hicieron en septiembre pasado al Mundial de Bulgaria, donde se reencontraron con la que fuera entrenadora que marcó un antes y un después en la gimnasia rítmica española, Emilia Boneva. “¡Cómo nos pusimos de llorar! Está ya muy mayor (tiene 80 años) pero fue muy emotivo recordar tantos momentos y anécdotas que pasamos junto a ella”. Boneva tenía fama de imponer una disciplina férrea, algo que Carmen cree necesario. “Hay que ser disciplinado. Esto es lo que intento inculcar ahora como entrenadora. Si no trabajas no consigues nada. Ahora no hay en la sociedad esa capacidad de sacrificio, comenzando por los propios padres, que prefieren tener libre el fin de semana a contraer obligaciones con el deporte que practican sus hijos”.
Una disciplina con unas 2.000 gimnastas y 9 clubes en Lleida Los días de gloria para la gimnasia rítmica leridana han quedado atrás, pero su tirón popular no ha decaído en absoluto. Según la delegada territorial de este deporte, Magda Lega, “tenemos unas 2.000 niñas desde los 3 años hasta los 17 o 18”. A nivel de clubes hay nueve en toda la provincia, cuatro en Lleida ciudad (Sícoris, Patricia, CN Lleida y Gimnàstica Rítmica Lleida) y el resto en comarcas (Club Rítmica Almacelles, Stil Mollerussa, CR Balaguer, Gyas Tàrrega y CR Cervera). Tradicionalmente los más exitosos han sido el Patricia y el Sícoris. El primero de ellos, pionero en Lleida y fundado en 1973 de la mano de Merche Cadens, ha tenido dos olímpicas (Carmen Acedo y Núria Velasco, ambas ganaron diploma olímpico), dos más estuvieron en la selección española (Esther Escolar y Estrella Castro) y varias fueron medallistas estatales y catalanas. El Sícoris también ha dado campeonas, la más destacada Montse Martín (campeona del mundo por conjuntos y participante en Barcelona 92, pero a modo de exhibición). Magda Lega, que además es presidenta del Patricia y entrenadora desde hace varias décadas, admite que “el listón está muy alto y es difícil volver a los éxitos de antaño. Ha cambiado mucho la sociedad y este es un deporte que compromete mucho. Y si quieres llegar a la élite tienes que sacrificarte. Hay niñas que se rebelan y lo dejan a los 15 años, pero yo siempre digo que esto no es una guardería”.