Punto de locura

El Barça salvó un punto de forma milagrosa gracias a su gen competitivo y después de firmar una segunda parte nefasta, especialmente en defensa. Los azulgranas pasaron de tener el partido en la mano al cuarto de hora (0-2) a ver cómo el Villarreal le remontaba hasta golearle (4-2), para terminar empatándolo (4-4) en un final de locura, con Messi anotando de falta en el 90’ y Luis Suárez en el último suspiro. El empate final es un mal menor después de que el Atlético, con mucho sufrimiento, ganara su partido y redujera a ocho puntos la desventaja antes del duelo decisivo del sábado en el Camp Nou.

Valverde se la jugó y dio descanso a Messi, Piqué y Rakitic pensando en el duelo ante los colchoneros, una decisión que, tras lo visto en los primeros minutos, pareció acertada. La primera parte ya comenzó trepidante, con un fútbol ofensivo por parte de ambos equipos, aunque el Barcelona llevo más la iniciativa. Cuando a los doce minutos se abrió el marcador, los dos ya habían disfrutado de varias opciones claras de gol. El equipo local en remates de Samu e Iborra, a los que Ter Stegen respondió de forma colosal, y el Barcelona en una acción de Luis Suárez que Asenjo evitó el tanto con la pierna.

Su ausencia se notó en una defensa que se mostró incapaz de parar a los veloces atacantes locales

Una penetración por la banda de Malcom, ayer titular en lugar de Messi, dio paso al 0-1 de Coutinho, que volvía a marcar en Liga cinco meses después. Y casi de inmediato, de nuevo Malcom, que sigue reivindicándose, cabeceó un centro de Arturo Vidal al fondo de la red. Esos dos goles y un balón al poste de Coutniho en el minuto 18 dieron la impresión de que el partido estaba completamente decantado. El Barça dominaba y el Villarreal se había quedado sin ideas.

Pero una jugada de Samu, que llevó de cabeza a los centrales azulgranas durante todo el partido, metió al Villarreal en el partido con el 1-2, después de recoger el rechace tras una primera parada de Ter Stegen. El tanto dio ánimo al conjunto castellonense y aunque en muchos aspectos el Barcelona se mostraba superior, el Villarreal se había recuperado tras haber estado completamente noqueado.

Con opciones ante ambas porterías y con el Villarreal totalmente metido en el encuentro, el partido llegó al descanso tras 45 minutos intensos, con oportunidades y goles y en el que el Barça pudo haber apuntillado a su rival, aunque no fue capaz de hacerlo a pesar de que Suárez obligó de nuevo a Asenjo a lucirse en la última jugada.

No perdió interés el encuentro en el segundo acto, pues en el primer ataque local, Ekambi situaba el 2-2 en una acción en la que Ter Stegen falló claramente. El encuentro se niveló y Valverde recurrió a Messi, pero cuando el argentino apenas llevaba un minuto sobre el césped, un balón en profundidad lo aprovechó Iborra para poner un sorprendente 3-2 en el marcador. Todo había cambiado.

Desperdiciados dos goles de ventaja, al Barça le tocaba recuperar su esencia de toque y fútbol elaborado para tratar, cuanto menos, de empatar, para lo que debía de correr riesgos ante los rápidos contragolpes locales. Prueba del peligro de esas contras fue el balón enviado al larguero por Samu (m.69), previa parada de Ter Stegen, en un momento en el que el Barcelona tenía muchos problemas en defensa, donde se echó mucho de menos la ausencia de Piqué, que por primera vez descansaba en Liga.

El Villarreal creaba más peligro que el Barcelona, que no era capaz, a pesar de los cambios, de poner en verdaderos apuros al equipo de Javier Calleja. Los blaugranas estaban en caída libre y Bacca, refresco desde el banquillo, puso el 4-2 en otra contra tras un servicio de Cazorla. Cielo amarillo e infierno azulgrana que Messi y Suárez se encargaron de cambiar. El argentino ejecutó una falta de forma magistral en el minuto 90 (4-3) y el uruguayo, el último suspiro del añadido, salvaba un punto de oro con un gol que hizo enmudecer el estadio.