GIMNASIA DEPORTE ESCOLAR
Por un deporte sin sexismo
Eduard y Albert, dos niños de 9 y 6 años, son los únicos varones en el club Gyas de Tàrrega de gimnasia rítmica || Ambos plantan cara a estereotipos en una disciplina que nació femenina
La historia de Billy Elliot, el protagonista de la película británica que narraba el caso de un niño que quería bailar y convertirse en un profesional de la danza, no dista demasiado de la de Eduard y Albert, dos niños de 9 y 6 años que practican gimnasia rítmica en el club Gyas de Tàrrega y que han plantado cara a los estereotipos, peleando por tener las mismas posibilidades en un deporte sin sexismo. Son los únicos varones en un club con 150 gimnastas y una disciplina que nació exclusivamente femenina y sigue asociada a las niñas.
Albert Fernández Casas, aún en categoría baby, no compite de momento. Eduard Ionut Creanga, en cambio, con solo un año y medio de práctica, ya ha ganado varios campeonatos escolares provinciales y aspira a ir a la fase final de los Jocs Esportius Escolars de Catalunya. La colección de medallas que cuelgan de los estantes de su habitación así lo atestiguan. Pero eso es lo de menos. “Mi padre me apuntó a fútbol, pero no se me daba bien y tampoco me gustaba. Solo me gusta un deporte que es la gimnasia rítmica”, suelta con desparpajo Eduard, el mayor de tres hermanos de una familia sin antecedentes deportivos. Su padre Ionut y su madre Elena confiesan, no obstante, que “Eduard está haciendo el deporte que le gusta y el que no pudimos hacer nosotros en nuestra infancia por falta de recursos”. Ven como algo que “debería ser normal” que Eduard se haya decantado por la gimnasia rítmica y no por deportes asociados tradicionalmente a los chicos.
Maria Alba Segarra, directora del club Gyas, admite que la irrupción de Eduard ha causado impacto. “Es un niño muy aplicado y muy alegre que, además, se gana al público porque tiene carisma. Siempre se hace un silencio y aunque haya niñas con mejor técnica, porque llevan más tiempo, él brilla de una forma especial”.
No le costó nada integrarse gracias a la labor de sus entrenadoras Aina Cerqueda y Susanna Rosell, y, sobre todo, a tres compañeras de su colegio, la Escola Pía, que fueron en buena parte las causantes de que su pasión sea la gimnasia rítmica.
Este deporte y la sincronizada, aún excluyentes para hombres en JJOO De los 42 deportes que se disputaron en los últimos Juegos Olímpicos en Río de Janeiro en 2016, solo en dos podía competir exclusivamente un sexo: natación sincronizada y gimnasia rítmica. Olímpicos desde Los Ángeles 1984, se trata de los últimos deportes que todavía son excluyentes en el máximo nivel de competición y en este caso, para hombres. En el resto, hay categorías femenina y masculina, con matices en algunos. La Real Federación Española de Gimnasia (RFEG), que permite federarse a los hombres en Rítmica desde 2009, cuenta en estos momentos con 85 licencias nacionales de varones frente a 6.001 de mujeres. Hay aparte licencias autonómicas en un número complicado de precisar pero también poco importante. “Vamos avanzando muy poco a poco en la normalización”, apunta Maria Alba Segarra, directora del club Gyas, que nació en 1982 con la gimnasia rítmica como prioridad, aunque tienen otras secciones, y que cuenta con gimnastas de 3 a 18 años, que compiten exclusivamente en campeonatos escolares, no federados. “Tuvimos alguna vez algún niño en Rítmica, pero lo dejaron pronto”, dice Segarra, ilusionada con el XXXIII Trofeu Ciutat de Tàrrega que organizará el club el día 13 y en el que brillarán sus chicas y, cómo no, Eduard.