Víctor Vidal: “Quiero ser el portero en Segunda A o en Primera”

En Guymon, una población de diez mil habitantes en medio del desierto de Oklahoma. Ahí nació, el 14 de noviembre de 1999, Víctor Vidal Mesalles, un joven portero que debutó en el primer equipo del Lleida Esportiu hace dos jornadas, en la Nova Creu Alta de Sabadell y, este pasado domingo, en el Camp d’Esports ante el Peralada. Vidal es el segundo jugador de la historia del Lleida nacido en Estados Unidos, después de Manny Lagos (1991-92), aunque él es leridano. Su padre, veterinario de Almenar, recibió una oferta laboral de Guymon. La familia estuvo 6 años y al cuarto nació Víctor, que vivió allí hasta que cumplió los 2 años.

“No tengo ningún recuerdo de esa época, pero mi tío vive allí y yo todavía vuelvo cada verano a hacer de monitor de campamentos”, explica Vidal, que añade que este verano ya no irá “para poder hacer la pretemporada con el Lleida”. El joven guardameta de 19 años lleva toda su vida en el club. “A los cuatro años, sin haber jugado antes, les pedí a mis padres que me apuntaran al Lleida. Empecé en el Prebenjamín C y me gustó”, relata. Catorce años después, ha debutado con el primer equipo y confiesa que su sueño es llegar a ser el primer portero: “Y por qué no, en Segunda A o en Primera. Ojalá pueda asentarme aquí y llegar a ser el capitán”.

El miércoles 10 de abril, Pau Torres se lesionó en el entrenamiento, a cuatro días del partido ante el Sabadell. Vidal explica que le mandó un mensaje de ánimo y Torres le contestó: “Ha llegado tu momento, estás preparadísimo y tienes nivel de sobras para estar ahí”. El sábado supo que jugaría. “Me fui a casa e intenté distraerme. Creo que más nervioso que el día antes del debut no lo volveré a estar nunca”, confiesa. “Por la noche me costó dormirme”.

Pero sus nervios se disiparon nada más pisar la Nova Creu Alta: “A nivel personal estoy muy satisfecho con el debut, pero fue un debut agridulce, porque no sacamos nada positivo”.

Su debut lo presenció toda su familia, pero especialmente emocionó a su abuelo. Antoni Mesalles Costa había sido directivo del club y también portero a finales de los años 40 y principios de los 50, cuando el Lleida logró su primer ascenso a Primera. Ahora, Víctor ha tomado su relevo y ha debutado con el primer equipo en partido oficial, algo que él no consiguió. “Desde los cuatro años, mi abuelo siempre ha venido a verme”. De hecho, rememora que, de pequeño, “siempre ganábamos ampliamente. Yo me aburría y, como el Annex entonces era de arena, me dedicaba a hacer castillos. Mi abuelo me avisaba desde detrás de la portería cuando me atacaban”.

Su primer recuerdo del Camp d’Esports es de la temporada 2004-05, en Segunda A: “Me acuerdo de Stankovic. Era buenísimo, el ídolo”. Sobre sus referentes, Vidal apunta a Pau Torres. “Entrenar con él es como estar en la escuela. Por su experiencia, los consejos que te da y lo que ves”. Además de Pau, su ídolo ha sido Víctor Valdés, “aunque nos parecemos solamente en las iniciales”, ríe. Por estilo de juego se siente identificado con Neuer o Ter Stegen. “Me gusta jugar fuera del área y con los pies”. Cumple la fama de supersticioso de los porteros: “No me gusta cortarme el pelo ni afeitarme dos o tres días antes del partido, como justo cuatro horas antes de jugar y siempre me duermo hacia el mismo lado”, explica este estudiante de segundo de Medicina.