FÚTBOL SEGUNDA DIVISIÓN B
Molo: «Sabía que volvería»
Manuel Jesús Casas “Molo”. El nuevo entrenador del Lleida Esportiu asume con “responsabilidad” su debut en un banquillo en el que la exigencia será volver a clasificar al equipo para el play off de ascenso a Segunda división B
Dicen que el fútbol da muchas vueltas. Su regreso al Lleida es la demostración...
Sí, es así, el fútbol da muchas vueltas. Pero te puedo asegurar que había algo en mí que me decía que tarde o temprano iba a volver. No se decir por qué. Fueron cuatro años muy buenos, pese a que el final no fue el deseado por mi parte. Pero había algo ahí no resuelto, sabía que tenía que volver para intentar hacer lo que no pude conseguir como jugador.
Que decisión le costó más, ¿dejar el fútbol o aceptar esta oferta?
Fue todo tan rápido que no me dio tiempo ni a planteármelo. Es una evidencia que para mí dejar el fútbol no ha sido nada fácil. Pero cuando dejas el fútbol y te encuentras con algo como esto, un proyecto como ser entrenador del Lleida, la retirada es muy dulce. No tuve tiempo ni a pensar que vas a abandonar los terrenos de juego, porque voy a seguir estando, aunque sea de otra manera. Digamos que la retirada siempre es triste para un futbolista, pero una retirada así es muy dulce. Cuando me llegó esta opción y sabiendo el estado físico en que me encontraba, era el momento idóneo para dar este paso.
Usted tenía claro que quería ser entrenador, pero no se si se imaginó debutar en Segunda B y con el Lleida Esportiu...
Realmente uno se puede imaginar muchas cosas y sí, me había planteado muchas veces empezar en un proyecto así, ¿por qué no? Es verdad que es un reto difícil y soy consciente de la dificultad. Posiblemente alguien puede pensar que es mejor empezar con algo menos ambicioso e ir creciendo, pero al final yo soy de los que piensan que hay que ser valiente y realmente me siento preparado para algo así. ¿Por qué voy a decir que no? Y yo realmente no tengo dudas, luego esta por ver, podré estar más o menos acertado y el tiempo me dará o no la razón. Soy una persona muy inquieta desde siempre, con 22 años tuve una lesión que estuve dos años y medio parado y estuve a punto de retirarme del futbol y desde ese momento yo ya pensaba que quería seguir vinculado al fútbol y ese mismo año en Pamplona me saqué el nivel uno de entrenador.
¿No le dio vértigo?
Me dio responsabilidad. Las cosas las tengo claras, pero una vez que ya es oficial y lo tienes asumido no sé si llamarlo vértigo, pero sí que la mochila se carga de mucha responsabilidad. Recibes cariño de mucha gente, para el club puede ser una apuesta arriesgada elegir a una persona joven y todo eso yo espero devolvérselo con cosas buenas. No puedo defraudaros y eso sí es una presión, pero lo tomo como responsabilidad.
Para lo bueno y para lo malo sabe dónde se mete...
Sí, conozco perfectamente la ciudad, el club, el entorno... Se las cosas positivas que hay, me puedo imaginar las que no son tan positivas, pero es que el Lleida, por encima de todo es un club que a nivel de Segunda B es top de la categoría. Y nos lo hemos ganado todos estos años de play off, el club ha crecido y evidentemente que hay cosas a mejorar, como en todos los clubes. Si ves cómo estaba el club cuando entré como jugador a como está ahora, ha mejorado muchísimo. Evidentemente se a dónde voy y eso al final para mí es un paso… esa estación ya no tengo que hacerla como si viniera nuevo. Eso ya lo tengo.
¿Ver el recibimiento le ratifica que ha tomado la decisión correcta?
Eso te lo diré en unos meses, en mayo (ríe). Pero ahora mismo sí estoy convencido. Soy muy optimista. Como jugador me ha tocado vivir cosas muy desagradables y el optimismo que siempre he tenido para afrontar todo lo que me he tocado es lo que me ha llevado a seguir adelante. ¿Que habrá momentos duros? ¡pues claro! El año de Imanol, que no subimos por un penalti en Sevilla, en octubre estábamos en promoción de descenso… Habrá momentos jodidos y lo asumo. Pero yo lo afronto todo en la vida con mucho optimismo y el tiempo dirá si lo que he hecho ha sido acertado o no. No tengo una bola de cristal. En fútbol dos más dos no son cuatro, pero yo soy optimista.
Usted tiene carácter pero no es lo mismo estar en el campo que en el banquillo...
Sí, totalmente de acuerdo. Ya dije que entiendo a esa gente que pueda dudar. Para mí entrenar es liderar. Por lo que yo sentí y viví como jugador, un buen entrenador es el que ha liderado, el que ha gestionado a un grupo de personas. Para mí lo más importante, por encima de cómo se juega, es liderar y gestionar un vestuario de la mejor manera posible. Evidentemente yo tengo un patrón de juego que quiero intentar transmitir al futbolista, pero si yo no consigo un buen vestuario, gestionarlo bien y liderarlo, imprimirle carácter, no podré ser entrenador. Es así. Pero yo creo que tengo la capacidad para transmitir eso. Si no, no hubiera dado este paso.
Le van a exigir el play off...
Sí. Lo importante es que también la gente aprenda. Cuando era jugador en cuatro años hicimos tres play off. La gente se malacostumbró y lo veía como algo normal. Hacer play off es dificilísimo. Yo me he tirado 16 años como futbolista y he jugado cinco play off. Y eso es un éxito terrible, porque jugar cinco play off tampoco hay tantos y yo he tenido esa suerte. Pero eso quiere decir que durante once años he tenido fracasos. La gente ha de entender que es complicado, que no es tan sencillo. Ahora bien, con esto no quiero echar balones fuera. La exigencia del Lleida Esportiu siempre tiene que ser aspirar a lo más alto, es así. Pero desde la responsabilidad se ha de saber que no podemos dar un mensaje de que el play off es algo que está practicamente asegurado, porque no es así.
Usted siempre tuvo una buena relación con la afición. ¿Le ha sorprendido el alejamiento que ha habido entre grada y equipo?
Por una parte sí, pero por otra no. Entiendo que el aficionado, cuando no obtiene resultados, se enfría más. Es normal. Ya dije que la afición de Lleida con muy poco te da mucho. La afición de Lleida es leal, buena, pero si un año no le das alegría, otro año tampoco, al final se enfrían. Vamos a intentar que se despierte esa ilusión. No concibo el éxito sin la unión entre la afición y el equipo. Es imposible. Pero también a la afición hay que darle motivos para que se ilusione, no podemos pedirle que se ilusione a cambio de nada.