CICLISMO TOUR DE FRANCIA
Un día de descanso extra
Tras la batalla de la sexta etapa en la Planche des Belles Filles, los ciclistas se pidieron un ‘día de descanso’ anticipado en la séptima jornada camino de Chalon-sur-Saone. Ayer tocó la jornada más larga de la presente edición del Tour de Francia. Hasta 230 kilómetros recorrieron los esforzados de la ruta, que en esta ocasión no apretaron el acelerador como en otras ocasiones. El aburrimiento fue mayúsculo en una jornada con un guión esperado: una escapada vacía, controlada, abortada en su tramo final por el empuje de los equipos de los esprinters y una llegada masiva que coronara a uno de los velocistas, en este caso el holandés Dylan Groenewegen.
La letanía provoca bostezos entre los ciclistas que tienen que despertar en el tramo final, cuando la cosa se pone seria y todo despiste puede pagarse caro en una carrera en la que cada segundo es oro. Mientras la mayor parte acepta con fastidio estos “traslados” por pueblos engalanados para la ocasión, dos franceses parecen ir contracorriente de la tendencia oficial y se revelan contra el aburrimiento. Stéphane Rossetto y Yoann Offredo, habituales de las fugas suicidas, kamikaces del pelotón, criticaron la actitud de sus compañeros. “Algunos, a parte de sus madres, creo que nadie más sabe que están corriendo el Tour”, afirmó Offredo, del Wanti, que se llevó el honor de ser el combativo de la jornada. Compartió unos 200 kilómetros de fuga con un Rossetto que, en su primer Tour a los 32 años, uno de los debutantes más veteranos de la historia, se está convirtiendo en el otro habitual de las escapadas. A este admirador de Sylvain Chavanel tampoco le gusta que los otros corredores vivan este tipo de etapas “sin pasión”. “Es una pena que no haya más candidatos para este tipo de escapadas. Pensaba que se formaría un buen grupo, pero he atacado y casi nadie ha seguido”, aseguró.
Rossetto y Offredo protagonizaron la espapada del día que se frustró a pocos kilómetros de meta
También hubo despistes, como los que protagonizaron en los últimos kilómetros Yates, Nairo Quintana y Dan Martin, que se quedaron cortados por un abanico y tuvieron que pegarse un buen ‘achuchón’ para volver a reengancharse. Es lo que tiene parar a orinar a 30 km de meta, relajarse en una etapa tranquila y confiarse.
Llegados ya al tramo final, los equipos de los velocistas se pusieron a tirar para colocar a sus hombres rápidos. El Jumbo Visma apretó para colocar bien a Groenewegen, que fue el hombre más rápido, superando al australiano Caleb Ewan y al eslovaco Peter Sagan, en una etapa sin cambios en la general.