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Leo Messi disputa un balón a Jan Boril, jugador del Slavia.

Leo Messi disputa un balón a Jan Boril, jugador del Slavia.ROMAN VONDROU/CTK/DPA

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Con poca brillantez y demasiado sufrimiento, el Barcelona se llevó la victoria en Praga ante el Slavia (1-2), en un partido que empezó muy bien para los azulgranas con el gol de Messi a los tres minutos, pero que se complicó a medida que avanzaba el encuentro.

Este triunfo le da el liderato del grupo y le acerca a la siguiente ronda, aunque su fútbol sigue dejando dudas, tanto en la creación como en la zona defensiva. De nuevo Ter Stegen fue determinante con sus actuaciones en el primer tiempo y de nuevo Leo Messi fue decisivo para su equipo. El crack argentino sigue superando marcas y, con el gol de ayer, lleva 15 Champions consecutivas marcando. Suma 113 goles en esta competición, en la que es el segundo máximo goleador de la historia, solo superado por Cristiano Ronaldo, que lleva marcados 128 goles.

Con el marcador a favor, el Barcelona no sentenció al equipo checo, que se creció y le puso en apuros

Con el gol marcado ayer, Messi ya ha batido a 33 equipos distintos en la Liga de Campeones, igualando así la a Cristiano Ronaldo y a Raúl. Si el crack argentino marca ante Inter o Borussia Dortmund en los dos partidos que faltan de esta fase de grupos, les superará al alcanzar los 34 equipos batidos.

Salió el Barcelona sabiendo cómo era el rival, un equipo físico, correoso y con mucha presencia. Ante ello, Valverde dispuso una línea de presión muy adelantada con el tridente Messi, Suárez y Griezmann muy activo. Valverde ya había anunciado en la previa que no se fiaba de un rival que había jugado bien en los dos encuentros anteriores.

Sorprendieron los azulgranas con una salida fuerte y sacaron rédito en la primera acción que tuvieron. Un robo de Messi, una combinación con Arthur Melo, la devolución de éste sobre Leo y un remate de primeras en el minuto 3 que puso por delante al Barça (0-1). Con todos los problemas que habían tenido últimamente los azulgranas como visitantes en Europa, parecía que Valverde había dado con la tecla. Su equipo estaba conectado y dominaba la situación ante un Slavia que se vio sorpendido por la fulgurante salida de los catalanes.

Pero como tantas veces en este inicio de temporada, el Barcelona permitió crecer al rival. Su medio campo desapareció, sus delanteros no tenían presencia y el partido se convirtió en un ir y venir, en el escenario ideal para el rocoso equipo centroeuropeo, el conjunto que más kilómetros acumulaba en las piernas de sus futbolistas después de los dos primeros partidos.

Boril, en el minuto 20, puso por primera vez a prueba al meta Ter Stegen, que volvió a ser determinante para su equipo y, en ataque, el Barcelona solo ofrecía las proyecciones por la derecha de Semedo. Demasiado poco ante un rival que veía que tenía opciones de dar la sorpresa. Antes de la media hora, los azulgranas apuntaron con dos remates (Lenglet y Suárez) y hasta el descanso, las mejores opciones fueron para el equipo de Jindrich Trpisovsky.

Ter Stegen se vistió de nuevo de salvador con dos intervenciones prácticamente consecutivas, la primera tras un remate cercano de Masopust, la segunda después de un disparo del nigeriano Olayinka.

Los errores en la medular, donde no lucieron ni Arthur ni De Jong; en defensa, especialmente por parte de Piqué, y la inacción de Griezmann fueron una losa para los barcelonistas que aun vieron cómo Masopust tuvo el empate en el último suspiro del primer tiempo, al que se llegó con el 0-1.

La inercia del partido invitaba al empate y el Slavia de Praga tardó solamente cinco minutos en esta segunda parte para conseguirlo. Fue tras una acción en la que el Boril tuvo más decisión que la pareja de centrales barcelonistas para batir, esta vez sí, al guardameta alemán del FC Barcelona (1-1, 50’).

Stanciu, en el minuto 54, pudo adelantar a su equipo. Esa acción despertó al Barcelona que tuvo la fortuna de marcar el segundo prácticamente en la siguiente acción que tuvo, una jugada con algo de fortuna en la que Messi sirvió una falta y el balón lo desvió Suárez y posteriormente Olayinka (1-2. 57’).

Pero el exceso de testosterona, insuflada desde la grada, perjudicó a los checos, que perdieron el control, y el Barcelona empezó a sentirse cada vez más cómodo. Messi no acertó en el 68, como tampoco Suárez, en una acción solo ante el meta Kolar. Hubiera sido suficiente para sentenciar el encuentro.

La puntilla del partido la tuvo Messi, que falló seguramente uno de los goles más fáciles de su carrera en el minuto 75 y en los minutos finales, sin Busquets –lesionado–, con Dembélé –que entró por Griezmann– y con Arturo Vidal, el partido enloqueció, algo que no suele favorecer al Barcelona.

Estuvo mucho más cerca el empate del Slavia que el tercero del Barcelona. Desesperado en la banda, Valverde veía cómo su equipo le daba vidas extras a un rival valiente y que dejó escapar una gran ocasión para derrotar al Barça.

La victoria de los azulgranas les permite auparse al liderato del grupo y poner un pie en la siguiente fase. Otra cosa es el juego.

Leo Messi disputa un balón a Jan Boril, jugador del Slavia.

Leo Messi disputa un balón a Jan Boril, jugador del Slavia.ROMAN VONDROU/CTK/DPA

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