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Àlex sella el doblete de los Márquez
Se proclama campeón de Moto2 tres semanas después de que lo hiciera su hermano Marc en MotoGP || Es su segundo título mundial tras el de Moto3
Àlex Márquez ya es campeón de Moto2. De forma brillante, acabando en el podio como segundo tras el sudafrricano Brad Binder y conteniendo al suizo Thomas Luthi, su principal rival. Ha sido el merecido triunfador de un gran año. Si Marc, el hermano mayor, se proclamaba campeón del mundo en Tailandia, tres semanas más tarde es el pequeño, Álex, el que ha levantado su segunda corona, la primera en Moto2, con una carrera por todo lo alto en el Gran Premio de Malasia. En casa de los Márquez habrá doble celebración, una vez que han repetido este curso la hazaña que ambos protagonizaron en 2014. Aquel año, Marc conseguía su segundo título de MotoGP y en la última carrera, la de Valencia, su hermano pequeño se unía a la fiesta con el de Moto3. Un hito histórico que ninguna otra dinastía de pilotos ha conseguido y que los hermanos de Cervera han repetido en este 2019.
La de Àlex era una victoria cantada, conseguida en el segundo ‘match ball’ de que dispuso para sentenciar el título, pero no exenta de tensión porque en el pasado fin de semana en Phillip Island, al de Cervera se le complicaron las cosas: quedó sexto y se ajustaron los puntos en la general, con Thomas Luthi, tercero, a solo 28 puntos, y Brad Binder que se sumó a la fiesta con su triunfo en Australia. Pero en Malasia, Àlex Márquez confirmó su excelente temporada. En la sesión de clasificación se hizo con la ‘pole’ con nuevo récord del circuito de Sepang. La mejor forma de ser campeón, desde la primera posición de la parrilla.
Como ocurriera en 2014 habrá el próximo sábado una doble celebración de títulos en Cervera
En la carrera, una vez que Àlex cruzó la meta segundo sólo por detrás del sudafricano Brad Binder y se apoderó del título matemáticamente, su hermano le entregó un dardo y una diana gigantes. Estaba eufórico el mayor, más incluso que en la celebración de su Mundial de MotoGP hace casi un mes, mientras el pequeño apenas reaccionaba ante el obsequio. La historia del dardo arranca en el gimnasio que los hermanos Márquez tienen montado en una nave industrial de Cervera, donde como si fuera un ritual acaban todas las sesiones con una partida de dardos, y hasta ayer el dominador del juego era una incógnita fuera de las paredes del recinto. Si se preguntaba a Marc, este se proclamaba vencedor, y si se cuestionaba a Àlex, lo mismo. Había trascendido que el pequeño dominaba al mayor, como ocurre en casi todos los deportes en los que no hay un motor. En Sepang, Marc Márquez lo admitió por fin regalando un dardo gigante a su hermano por haberse proclamado campeón. En una nube, Àlex tardó unos segundos en entender la referencia y, entonces sí, se pasó todo el festejo clavando el dardo allí donde podía. “Cuando he cruzado la meta y he llegado a Marc, estaba exhausto. Ahora entiendo que cuando llega él, a veces no reacciona mucho. Te felicitan, te abrazas, pero no sabes ni quién eres, estás hecho polvo. Algo así se vive más desde fuera que desde dentro”, explicaba Àlex.
Este ha sido el quinto año en Moto2 del pequeño de los Márquez. Su trayectoria no ha sido un camino directo a la gloria, como el de su hermano Marc. Por eso ayer su padre Julià, nada más finalizar la carrera, clamaba a los cuatro vientos: “Esto va dedicado a los que no creían en Àlex, ahí está con dos campeonatos de España y dos títulos mundiales”.
Tras una historia de errores e insistencia en sus dos primeros años en Moto2, 2015 y 2016, no fue hasta 2017 cuando Àlex consiguió sus tres primeras victorias en la categoría y acabó cuarto en el Mundial, lo mismo que en 2018, siendo este curso el de su consagración. “Este Mundial es para toda la gente que ha estado a mi lado. No solo ahora en los buenos momentos, también en los malos. Cuando en 2015 y 2016 me costaba tanto, tuve gente a mi alrededor que me hizo creer. Y este año, sobre todo, he tenido un gran equipo. Me han dado ese cariño y ese mimo. Y lo hemos logrado todos juntos”, decía Àlex.
“Estoy muy, muy feliz. Gracias al equipo porque ha hecho un gran trabajo. Me han dado la confianza toda la temporada, pero especialmente este fin de semana, porque veníamos de carreras donde habíamos sufrido mucho. La de hoy también ha sido una carrera muy dura y muy difícil por lo que había en juego, y la hemos gestionado de la mejor manera. Lo único que puedo decir es que estoy muy feliz. Estoy viviendo un sueño y quiero disfrutar este momento con todo mi equipo”, señaló.
La doble celebración en Cervera será por todo lo alto el próximo sábado 9 de noviembre. Una fiesta enorme, con paseo en autobús descapotable por la ciudad, que había estado en suspense hasta que Àlex consiguiera el título. No querían meterle más presión.