CRÓNICA. Frenazo del Lleida en Llagostera

El Lleida, tras perder el miércoles el liderato en los despachos por una decisión del comité de competición que le daba los tres puntos al Castellón en su partido perdido por 1-2 ante el Villarreal B, puso punto final ayer a diez jornadas de imbatibilidad en el Municipal de Llagostera (1-0). Fue un partido que, las cosas como sean,no mereció perder, porque el gol llegó en una jugada de estrategia, de hecho una segunda jugada, en un saque de banda que el local Muntadas peinó hacia atrás, para que Magallán, sumado al ataque, controlase el balon y lo cruzase lejos del alcance de un superado Pau Torres.

Y no fue porque el Lleida no estuviese advertido del peligro que, en este tipo de acciones, generaban los jugadores del imcombustible Oriol Alsina, al que en Llagostera deberían hacerle un monumento en los accesos del Municipal por lo mucho, y bien, que ha hecho por este equipo. Le sacó del anonimato hasta llevarlo a la Segunda División A. Sin embargo, aunque los de Molo jugaron más y mejor salvo en los primeros treinta minutos de partido y los últimos quince, el equipo local acabó haciéndose con la victoria. Lo consiguió principalmente por dos razones. Primero, porque el Lleida, aunque le puso coraje y entusiasmo, acabó perdiendo el centro del campo ya que tanto Xemi como Abel Molinero, no pudieron imponer su fútbol de toque ante la agresividad local y permitieron que, sobre todo por la izquierda, los locales agobiasen a José Ruiz con centros desde la banda que, afortunadamente no encontraron rematador. Y, en segundo lugar, porque el Lleida no supo sacar partido de su mejor pegada en el intercambio de golpes que le propusieron los locales porque, pese a centrar más y mejor que su rival, los de Molo únicamente tuvieron cerca el gol en un remate de Adri León (31’) que acabó en el palo, una rosca de Liberto (52’) que se perdió fuera por poco cuando ya se cantaba el gol, y sobre todo en un claro penalti sobre Raúl González que lanzó Eder (cuando su compañero con el balón bajo el brazo había reivindicado la responsabilidad del lanzamiento) y que acabó mandando fuera. El resto fueron fuegos de artificio, con mucha llegada pero con poca efectividad.

Los de Alsina fueron inferiores, pero nunda dejaron de pelear aprovechándose de las dimensiones del campo, probablemente el más pequeño de la categoría, donde los fueras de banda son córners y los saques del portero son balones colgados al área rival.

El Lleida intentó jugar de la misma manera pero no es su fútbol. Lo hizo bien pero fue un actor invitado en una función que el Llagostera tiene muy bien aprendida. De hecho, supo encerrarse atrás en los últimos quince minutos, más el añadido, para limitarse a perder tiempo y a despejar de cabeza, todas las llegadas al área de los de Molo. El Lleida recurrió a todo, incluso acabando con Luso de delantero para terminar cayendo lesionado en una acción fortuita con un rival.