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LOS DETALLES

Punto contra doce

Las decisiones arbitrales condicionan el empate de un Lleida superior durante el primer tiempo, cuando tuvo contras las cuerdas al Nàstic || Los locales empatan en un penalti inexistente, con falta previa a Liberto, y el colegiado ignora otro en el área local

Liberto se escapa de Juan Rodríguez en la acción en la que, pese a ser objeto de tres faltas, el colegiado dejó seguir el juego para acabar silbando el penalti que supuso el empate grana.

Liberto se escapa de Juan Rodríguez en la acción en la que, pese a ser objeto de tres faltas, el colegiado dejó seguir el juego para acabar silbando el penalti que supuso el empate grana.CARLES MIRANDA

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Al igual que ocurriera en Sant Adrià ante el Espanyol B, una errónea decisión árbitral privó al Lleida de una más que merecida victoria en el Nou Estadi de Tarragona (1-1). Los de Molo, que sufrió su segunda expulsión en el campeonato, fueron castigados con un inexistente penalti por unas manos de José Ruiz, cuando este las tenía cruzadas sobre el pecho, ya en la recta final del primer tiempo y con el agravante de que la jugada que acabó con la señalización de la pena máxima se iniciase en otra de ataque del Lleida protagonizada por Liberto, en la que el extremo leridano sufrió hasta tres faltas consecutivas sin que el colegiado señalase ninguna de ellas.

Pero las decisiones arbitrales polémicas no acabaron aquí. Ya en la segunda mitad, pasó por alto unas clamorosas manos de Rueda, tras remate de Xemi, con las manos despegadas del cuerpo. Además de desquiciar a ambos equipos por su peculiar criterio a la hora de señalar faltas (18 a favor del Lleida y 19 a favor del Nàstic), el valenciano Rodríguez Carpallo culminó su desafortunada mañana con una, cuando menos sorprendente, redacción del acta, confundiéndose en el orden de los goles y en los minutos (el primero se lo concedió al Nàstic en el minuto 13 de partido y el empate, al Lleida, a los 15). Y más aún, la tarjeta a Trilles, según el acta, se la mostró por derribar a un contrario de forma temeraria, cuando fue por protestar la máxima pena al igual que Luso. José Ruiz la vio, en el mismo minuto, por las manos que dieron lugar al penalti.

En cualquier caso, la desafortunada actuación arbitral no puede empañar el excelente partido del Lleida, sobre todo en los primeros veinticinco minutos de partido, en que los de Molo pasaron por encima de los de Toni Seligrat, a los que les costó muchísimo entrar en el juego. Comandado por un omnipresente Marc Martínez, el Lleida presionó más y mejor, robando constantemente balones y con una verticalidad notable que le hacía llegar siempre con peligro al área de Bernabé. Al cuarto de hora, para satisfacción de los más de trescientos aficionados leridanos que se desplazaron hasta Tarragona y que animaron sin cesar a sus jugadores, el Lleida ya se había adelantado en el marcador. Xemi lanzó a José Ruiz, que se plantó dentro del área y tras un regate en corto que dejó sentado a Bonilla, levantó la cabeza para ver a Marc Martínez desmarcado al borde del área y enviarle la pelota para que este mandase el balón a la red por toda la escuadra.

El Lleida, en sus mejores minutos en el campo, con Trilles, Šimic y un impecable Luso, anulando a los puntas locales, aun pudo aumentar su ventaja ante un desorientado Nàstic, con sendos remates de Abel Molinero (23’) y de Xemi (24’) que se fueron fuera por poco. Pero los locales, con un par de retoques tácticos desde el banquillo, comenzaron a funcionar cuando comenzó a aparecer Fran Miranda en el centro del campo y, aunque sin peligro, llegaron algo más a los dominios de Pau Torres, hasta la jugada del polémico penalti, que Bonilla no desaprovechó.

La segunda mitad fue, especialmente en su tramo inicial, del Nàstic, aunque sin crear peligro excepto en una jugada de verdadera fortuna para el Lleida. Pereira se fue por velocidad de los dos centrales azules y cruzó el balón ante la salida de Pau Torres. El balón fue a la cepa del poste y, rebotado, se paseó por la línea de gol hasta irse a estrellar en la otra y salir hacia el interior del campo. El Nàstic ya no gozaría de ninguna otra ocasión de gol y el Lleida, salvo dos remates de Liberto, flojo, (65’) y de Oriol (85’) desviado, tampoco. El partido degeneró en un aluvión de faltas, piques, protestas y la roja a Molo.

Liberto se escapa de Juan Rodríguez en la acción en la que, pese a ser objeto de tres faltas, el colegiado dejó seguir el juego para acabar silbando el penalti que supuso el empate grana.

Liberto se escapa de Juan Rodríguez en la acción en la que, pese a ser objeto de tres faltas, el colegiado dejó seguir el juego para acabar silbando el penalti que supuso el empate grana.CARLES MIRANDA

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