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El meta belga, que estuvo providencial en la primera parte, desvía con el brazo izquierdo un remate del brasileño Arthur Melo.

El meta belga, que estuvo providencial en la primera parte, desvía con el brazo izquierdo un remate del brasileño Arthur Melo.EUROPA PRESS

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El Real Madrid fue el que salió victorioso del clásico. Los de Zidane se llevaron los tres puntos y el liderato de LaLiga gracias a los tantos de Vinicius, con la ayuda de Piqué, y Mariano, ya en el añadido. El Barcelona fue muy superior en la primera parte a los blancos, salvados por Thibaut Courtois, pero sucumbió en la segunda y se vio empequeñecido por un Madrid que anuló a un Messi demasiado solo para ganar un Clásico en el Bernabéu seis años después.

El partido fue un pulso de estilos. Para los blancos era levantarse o lanzarse al abismo sin red, pero sacaron su gen ganador. Con más margen, Setién buscó dañar desde la posesión y a eso al Barcelona es complicado plantarle cara. Lo intentó de inicio el Madrid, siempre más vertical, jugando con ritmo y calidad. Contrastaba con el cloroformo que le metían los azulgrana, sintiendo que su momento llegaría más tarde y que de inicio lo mejor era contener las acometidas madridistas.

Es la ventaja que ahora tienen los de Zidane sobre los de Setién cuando todavía hay 36 en juego

El Madrid luchó contra el rival y su falta de mordiente arriba. Su dominio fue improductivo en el primer acto, con centros desde los costados que nunca encuentran rematador y con Benzema colapsado por su mala racha de seis partidos sin gol. Todo expuesto a la locura a la que conduce Vinicius, tan voluntarioso como errático en su decisión final hasta que encontró el premio del gol. Hasta ese momento desequilibró, pero no decidió bien en los metros finales.

A ese vértigo que buscó Zidane ayudó el riesgo que corrió con Marcelo, titular contra todo pronóstico. Se lo jugaba todo con los mismos que el pasado curso se quedaban sin opciones de nada en marzo. Setién reforzó su centro del campo con Arthur. Lo pobló para cuidar siempre el balón. Sin prisas. Las oportunidades con Messi siempre acaban llegando. Con la posesión buscó anular las virtudes del rival. Forzó a Jordi Alba, recién recuperado, y encontró una vía ofensiva que necesitaba.

En el duelo táctico Zidane-Setién una clave era dónde marcar la presión. Y el Madrid intentó que fuese alta hasta que tuvo que recular. Ahí comenzó a sufrir. Sus llegadas nunca tuvieron peligro para Ter Stegen, que vio como Benzema y Kroos chutaban a las nubes. Una sola intervención ante el disparo repleto de inocencia de Vinicius, el único que generó desequilibrio en la defensa azulgrana.

El Barcelona respiraba con balón. Encerrando en su campo al Madrid reducía los riesgos y aumentaba sus opciones porque Messi empezaba a entrar en juego. Había perdonado Marcelo, sin ver a Isco solo para marcar, cuando llegó el primer aviso azulgrana. Apareció la conexión eterna de Leo con Jordi Alba y Griezmann perdonó disparando alto. Fue la jugada que cambió el panorama. El Madrid, como ante el City, comenzó a temer sus debilidades.

Y apareció Courtois con papel de salvador. Seguro ante dos disparos de Messi, uno solo tras pase picado medido de Busquets, y achicando para salir vencedor del mano a mano con Arthur. El partido ya era del Barça mientras los arreones madridistas morían en intentos de remate forzados de Benzema y no encontraba soluciones a los desmarques de ruptura que encontraban espacios en el centro de su defensa.

Entendió el Madrid que solo desde la entrega máxima en cada balón podía decantar el clásico a su favor. Mordiendo arriba y recuperando en campo contrario. Sintiendo el aliento del Bernabéu que tanto empuja cuando ve a los suyos dar todo lo que tienen. Fue lo que hizo en la segunda parte para equilibrar a los puntos el combate antes de asestar un golpe que mandó al rival a la lona.

Parecía imposible superar a Ter Stegen, que voló para sacar a mano cambiada un disparo directo a la escuadra de Isco. Sobresalió el despliegue de Carvajal cuando el encuentro quedó marcado por el físico, con ganas de quitarse la espina de su noche negra ante el Manchester City. Se la puso medida a Isco que acarició el gol con un testarazo que superó al portero pero no a Piqué, que salvó en la misma línea de gol.

Aparecía por todos los lados Carvajal. Un nuevo centro encontraba a Benzema, que la enganchaba arriba de volea. El Madrid había dado la vuelta al partido con coraje, instalado ya en campo rival. La reacción de Quique Setién fue meter a Braithwate, y nada más salir buscó la espalda de Marcelo. Vio de cerca el gol, de nuevo rápido y decisivo Courtois evitando el tanto de los barcelonistas. Y en la acción siguiente llegó el directo madridista.

Kroos, el gran ausente en el duelo de Champions, inventó el pase al espacio gracias al movimiento de Benzema que arrastró a Semedo. Vinicius apareció y su disparo tuvo la fortuna de rebotar en la pierna de Piqué y despistar por completo a Ter Stegen (1-0).

El Barcelona desapareció, como Messi, en la segunda parte. Intentó tirar de orgullo para igualar el duelo, pero Piqué cabeceó arriba la única ocasión clara. Marcelo celebraba como un gol ganar una carrera a Messi y evitar el empate cuando Zidane recurrió a Mariano. No había jugado un solo minuto en Liga y el primer balón que tocó lo mandó a la red con un golpeo en semifallo que volvió a dejar vendido al meta alemán y que certificaba la victoria blanca y el cambio de timón en la Liga.

El meta belga, que estuvo providencial en la primera parte, desvía con el brazo izquierdo un remate del brasileño Arthur Melo.

El meta belga, que estuvo providencial en la primera parte, desvía con el brazo izquierdo un remate del brasileño Arthur Melo.EUROPA PRESS

El meta belga, que estuvo providencial en la primera parte, desvía con el brazo izquierdo un remate del brasileño Arthur Melo.

El meta belga, que estuvo providencial en la primera parte, desvía con el brazo izquierdo un remate del brasileño Arthur Melo.EUROPA PRESS

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