DEPORTES
Aventureros encerrados
Los hermanos Salvat, kayakistas extremos que bajan ríos en zonas inhóspitas, ven como lo único positivo entre tanta desgracia, un respiro para el planeta || Han viajado por Sudamérica y Asia
“Si algo positivo, entre tanta desgracia, aportará el Covid-19 es que va a dar un respiro al planeta. Sin nosotros, los seres humanos, la naturaleza se regenera más rápido. Es la oportunidad de comenzar de cero”. Acostumbrados a grandes viajes por Sudamérica y Asia, desafiando ríos salvajes, entre cañones profundos y selvas inhóspitas, los hermanos Aleix y Ian Salvat viven con resignación y cierta incomodidad el confinamiento. Ambos son guías de río, bajan barcas de rafting e imparten cursos de kayak en su club, el Kayak Sort, por lo que además de ver amenazada su actividad que hubiera comenzado ahora en Semana Santa, también han visto truncados sus planes para nuevos desafíos.
Aleix tenía previsto volver este año por cuarta vez a Perú, donde suele pasarse dos meses con lo imprescindible bajando los ríos Urubamba, Apurímac y Arazas, que contornean Machu Picchu, la ciudad de Cuzco y el Valle Sagrado de los Incas, entre los Andes y el inicio de la selva amazónica. “Vas a sitios que parece que no ha estado nadie y aún así ves restos del impacto humano en la naturaleza. Me han dicho hace unos días unos amigos que en la frontera de la India con Nepal se pueden ver con claridad los Himalayas después de mucho tiempo sin verse por la polución”, explica Aleix.
Ian recuerda que en la región patagónica chilena con zonas aún bastante vírgenes y donde hay algunos de los ríos más extremos del mundo, comprobó que allí no estaba afectada la capa de ozono. “Sin embargo, a los dos meses el sol ya quemaba la ropa y en uno de los ríos, el Futaleufú, que se forma por deshielo de glaciares, pasó de muy caudaloso a estar casi seco”.
“Existe el riesgo pero es nuestro modo de vida” Para los hermanos Salvat, que comenzaron a praticar el kayak con 4 años por influencia de sus padres, su deporte ha pasado a convertirse “en nuestro modo de vida”. Su año natural se divide entre Europa y Sudamérica. Desafían al riesgo y les ha ocurrido de todo. “Hay veces que las cosas se pueden torcer al ser un deporte de tanto riesgo. Se han ahogado amigos mientras estábamos en el río, hemos tenido que rescatar a compañeros y otras veces nos han tenido que rescatar. Muchas veces la situación es complicada, ya que normalmente estamos muy lejos de zonas pobladas o son de difícil acceso”, explican.