DEPORTES
Tamames: 'Lo tomé como un partido que tenía que ganar'
Después de un mes ingresado en Barcelona a causa del coronavirus, el exjugador de baloncesto y actualmente agente de la Guardia Urbana, Berni Tamames, regresó ayer a Lleida, donde continuará, ya en su domicilio, su recuperación. “Ahora tengo que descansar y recuperar capacidad pulmonar”, explicaba. “Me canso enseguida, me cuesta hacer un esfuerzo... Tengo que coger fondo, pero estoy bien y puedo hacer vida como cualquier persona”, explica al tiempo que recuerda que “hace un mes justo que me enviaron a Barcelona. Estuve nueve días en la UCI, luego pasé a planta y los últimos 14 días he estado haciendo la cuarentena en un hotel medicalizado”. Ayer regresó en AVE y ya pudo encontrarse con sus hijos, Joan y Mireia.
Berni se muestra agradecido por todas las muestras de apoyo y cariño que ha recibido en todo este tiempo, incluido un vídeo que le enviaron excompañeros suyos. “Fue impresionante y muy emotivo. Acababa de salir de la UCI y me emocionó mucho ver la reacción de la gente. Ver que de tantos ámbitos se han acordado de tí te ayuda mucho y te reconforta”, añade.
“Superar un trago así de difícil te hace ver lo vulnerable que eres y apreciar lo que de verdad vale en la vida”, comenta. “Haber hecho deporte me ha dado un plus de fuerza para superar las dificultades. Me lo tomé como un partido que tienes que ganar”.
Berni recuerda que empezó a encontrarse mal el fin de semana del 7 y 8 de marzo. “Fui al médico y me dijo que me quedara en casa y tomara paracetamol. La fiebre me subía y me bajaba y no se me pasaba. Estuve así nueve o diez días, por lo que llamé al 061 para explicarles mi caso”, añade. “Me decían que siguiera en casa, que con 46 años no era perfil de riesgo. No me remitía y entonces empecé a tener mareos y vómitos, por lo que volví al médico y enseguida me enviaron en ambulancia al Arnau, pasé a la UCI y de allí me llevaron directo a la UCI de la Vall d’Hebron”.
Explica que “los dos o tres primeros días estuve sedado, por lo que no me enteré de nada. Y después, al despertar, empecé a saber que la gente se había asustado”. Señala que lo que peor llevó, tras despertarse, fue la imposibilidad de comunicarse con su familia. “Había salido de Lleida con lo puesto, no podía tener el móvil, por lo que no podía hablar con nadie. Informaban a una de mis hermanas, sabían que yo estaba bien, pero yo estaba preocupado por no saber como estaban ellos”.