“Me faltaba el aire”

“Hubo un momento realmente preocupante porque intentaba hacer flexiones o subir y bajar escaleras en casa para mantener la forma y notaba que me faltaba el aire hasta cuando hablaba. Soy deportista y no estoy acostumbrado a esa sensación de asfixia, pero ya estoy perfectamente y muy feliz por haber superado este mal trago”, explica Maikel Molina, futbolista de la UE Tàrrega y primer caso que ha trascendido de deportista leridano en activo infectado con la Covid-19, después de que el exbaloncestista y actual agente de la Guardia Urbana de Lleida Berni Tamames llegase a estar 9 días en la UCI. Maikel, de 28 años, no pudo regatear en primera instancia al coronavirus, pero al final ha ganado el partido tras un mes aislado en casa, ya que no requirió ser hospitalizado. “Todo empezó el 26 de marzo por la noche cuando me tomé la temperatura y vi que tenía unas décimas de fiebre. En el trabajo me dijeron que me quedara en casa, pero no le di mayor importancia y pensé que era un resfriado o una gripe. Sin embargo, a los pocos días empecé a tener dolores de cabeza, tos seca y perdí los sentidos del olfato y el gusto. Tras llamar al CAP de Guissona me confirmaron que eran síntomas claros de coronavirus”, relata el jugador nacido en Guissona, que llegó en la temporada 2017-18 al Tàrrega y es uno de los cuatro capitanes de la plantilla.

Prácticamente a diario le hicieron seguimiento desde el CAP de Guissona hablando por teléfono, pero llegó un momento en que se tuvo que hacer radiografías para descartar que hubiera una neumonía. “En la tercera que me hicieron diez días después de la primera ya me declararon asintomático y empecé los 14 días preceptivos de cuarentena”, señala Maikel.

Notó los primeros síntomas el 26 de marzo y regresó al trabajo este miércoles tras un mes con el coronavirus

Su pesadilla acabó el martes cuando le dieron el alta y el miércoles ya pudo regresar a su trabajo en el departamento de calidad de una empresa. Durante el confinamiento se repartió las estancias de su casa con su madre para evitar contagiarla. “Yo me quedé con mi habitación y el comedor para ver la tele y jugar con la play, y mi madre con el resto de habitaciones y el balcón. Desinfectábamos hasta los mandos de la televisión”, cuenta sonriente. Lo que más echa en falta es el fútbol y a sus compañeros. “La situación es la que es y toca resignarse, pero se echa mucho de menos, el balón, entrenar, y sobre todo estar con los compañeros. Somos un grupo muy bueno, siempre haciendo bromas”, concluye.