“Me hubiera gustado despedirme jugando”

“He decidido poner punto final a mi carrera deportiva. Estoy triste pero contento de haberlo hecho en mi club, en casa y al lado de la gente que amo”. Con estas palabras oficializaba ayer Lluís Tomàs su retirada del hockey sobre patines, una noticia que ya avanzó SEGRE hace semanas. Lo hizo arropado por los suyos, compañeros, cuerpo técnico y directiva, en un acto muy emotivo en la pista anexa al Onze de Setembre y en el que no pudo contener las lágrimas, sobre todo cuando recordó a su padre, el gran ‘culpable’ de que se dedicara a este deporte, y al referirse a su esposa y a su hermano y compañero Andreu. “Si algo hace más especial todo lo que he podido conseguir es haberlo hecho al lado de mi hermano gemelo, con el que he disfrutado cada momento y con el que, sobre todo, he podido recordar a la persona que siempre nos ha acompañado y ha hecho posible que hoy esté aquí, mi padre”, dijo visiblemente emocionado.

“Si hago una mirada atrás, y es tan atrás que quizás justifica este momento, me acuerdo de cuando comencé con 5 años a jugar a hockey en Tremp. No diré el tópico de que el deporte me lo ha dado todo, pero sí que estamos en un equilibrio. Yo le he dado mucho y él me ha devuelto muchísimo”, apuntó Lluís, que el 6 de julio cumplirá 34 años, de los cuales 28 los ha pasado sobre unos patines y trece de ellos enrolado en el Llista, en dos etapas diferentes.

Recordó que su decisión de ponerse bajo los palos de una portería fue anecdótica. “De los que empezábamos entonces uno tenía que ponerse de portero y me tocó a mí. No sé si porque era el más gordito o el que patinaba peor. Aquí comenzó mi historia en el hockey”, dijo. Hizo un repaso a su trayectoria. Del Tremp pasó al Llista cuando vino a Lleida a cursar los estudios de Bachillerato y emigró a Barcelona en su etapa universitaria. Allí jugó dos años en el Horta y otros dos en el Andorra. “Una situación esperpéntica y difícil de entender viviendo en Barcelona”, reconoció. Luego Joan Carles se lo llevó al Igualada, donde su vida cambió por completo. “Allí maduré como deportista. Fueron dos años en los que, sin jugar, más aprendí para ser portero de hockey. Es la ciudad donde vivo y donde gracias al mundo del hockey conocí a la que hoy es mi mujer y la madre de mis dos hijos”, dijo con la voz entrecortada.

Tras un año en el Cerdanyola regresó al Llista, en la temporada 2009-2010, “la peor de mi vida deportiva”, asegura con rotundidad. “Nos reunimos en agosto (de 2009) Enric (Duch), Albert (Folguera), Andreu (Tomàs) y yo para decidir si continuábamos o dejábamos caer el club con más historia de la ciudad. Fue un año extremadamente complicado porque sabíamos que si bajábamos, el club desaparecía. Por suerte logramos salvarnos”, recordó.

Después del tortuoso retorno, Lluís habló de la etapa más reciente y exitosa de la entidad. “En los últimos años el club ha hecho un cambio de chip, de mentalidad, y hacemos lo que era imposible, ganar dos años seguidos la Copa CERS”, apunta. Fue tras conquistar el cetro europeo en la temporada 2018-2019 cuando se plantea colgar los patines, pero “por el amor que le tengo al club”, dijo, aplazó la decisión. “Es el final de mi etapa deportiva y lo hago en el club que amo y en el momento que siento que es más oportuno. Me hubiera gustado despedirme jugando, pero la situación es la que es. Lo que tenía claro, independientemente de lo que ha pasado, es que este iba a ser mi último año”, aseveró Lluís, que descarta, en un 99 por ciento, ser entrenador. “Tengo un carácter demasiado temperamental”, reconoce.

El club le retirará la camiseta y le hará un homenaje El Llista le rendirá un homenaje al inicio de la próxima temporada, con retirada de su camiseta con el ‘10’ incluida. Su presidente, Enric Duch, le abrió la puerta para que en un futuro se reincorpore al club en otras funciones.