GIMNASIA ARTÍSTICA
Gimnasia en marcha
Con la entrada de Lleida en fase 2 el club FEDAC, con veinte gimnastas, ha retomado la actividad en grupos de diez || Vuelven a entrenar en recinto cubierto con un estricto protocolo de seguridad
La gimnasia es otro de los deportes que ha retomado la actividad en su hábitat natural –en recinto cubierto y con aparatos– tras entrar en la fase 2 la región sanitaria de Lleida. Lo ha hecho con el protocolo y las medidas de seguridad e higiene pertinentes como es el caso del club de gimnasia artística del colegio FEDAC (antiguo Dominiques) de Lleida, una entidad que trabaja además por la inclusión en el deporte.
Desde el lunes, en grupos no superiores a diez gimnastas, la entrenadora del club Maribel Moncasi ha ido repartiendo las horas entre sus veinte pupilas de edades comprendidas entre los 6 y los 17 años. “Las chicas están muy concienciadas. Creo que lo mejor que se puede decir de esta vuelta a la actividad es que lo hemos hecho con naturalidad. Eso sí, con todas las medidas de seguridad. Si hacemos de estas nuevas normas una montaña también se lo transmitiremos a ellas”, reflexiona Moncasi.
Forman parte del equipo Marta Jové, de 24 años, y Àngela Mora, de 14, ambas con síndrome de Down
Dos de las gimnastas del club son Marta Jové, de 24 años, y Àngela Mora, de 14, ambas con síndrome de Down y pertenecientes a Asvolcall Lleida, que hicieron historia en marzo del pasado año al competir en la Copa Catalana. Era la primera vez en Catalunya que dos gimnastas con discapacidad participaban en una competición federada, dando así otro paso hacia la inclusión del deporte adaptado. Maribel Moncasi reconoce que la desescalada ha sido menos complicada para ellas de lo que podía parecer, teniendo en cuenta que además pertenecen a población de riesgo. “Una de ellas estaba al principio un poco angustiada y es comprensible, pero en general está yendo todo muy bien”, asegura Moncasi.
La propia entrenadora ha editado un vídeo explicativo del protocolo que deben hacer las niñas antes de entrenar en el pabellón que les cede el colegio y que Moncasi agradece. “Antes de entrar se cambian y dejan la ropa cada una en una bolsa y se limpian manos y pies. Cada vez que cambiamos de aparato vuelven a lavarse. Todo está muy controlado”, dice Moncasi, cuyas alumnas esperan con más ganas que nunca que llegue la competición en septiembre.