El parapentista madrileño Horacio Llorens, con 6 títulos mundiales en la especialidad acrobática, se entrena Organyà

“He visto pasar de largo días fantásticos de vuelo. Ha sido muy duro”, admite a este diario desde Organyà el parapentista Horacio Llorens, seis veces campeón del mundo y acostumbrado a volar por los rincones más espectaculares del planeta, al que el confinamiento por el coronavirus le ha supuesto un desafío mayor que su deporte de alto riesgo.

Desde la entrada en vigor de la ‘nueva normalidad’, Llorens lleva unos días entrenándose en este municipio del Alt Urgell, un lugar –según él– “único en el mundo” para practicar el parapente acrobático, cuyas especiales condiciones de la zona le han servido para forjar sus seis títulos mundiales de esta especialidad (2008, 2009, 2010, 2012, 2013 y 2018). “Llevo veinte años viniendo durante seis meses. Es mi lugar favorito de entrenamiento. Organyà es un halfpipe de mil metros, con un viento que genera una ola de mil metros en ese halfpipe, y cuando el tiempo está bueno podemos estar subidos a la ola cuatro, cinco horas entrenando. Unas condiciones que no te las ofrece ningún otro sitio en el mundo. Por eso se la conoce como la montaña mágica”, explica este referente mundial del parapente acrobático, que también ha sido triple medallista en los Juegos Aéreos Mundiales –vendrían a ser las olimpiadas de los deportes aéreos– y que cuenta con un curioso récord mundial al que denominó ‘El récord del fin del mudo’. El 21 de diciembre de 2012, el día que según el calendario maya habría un cambio de era, Horacio subió a 6.000 metros sobre las ruinas del complejo maya de Tikal e hizo 568 rotaciones de Infinity Tumbling para establecer un récord del mundo que se antoja insuperable. Para entonces ya había fichado por Red Bull como uno de sus grandes especialistas en deportes extremos y protagonista de espots y documentales.

“Mi próximo reto es volar de noche sobre un volcán en erupción”

Desde que Horacio Llorens aprendió a volar gracias a sus primos Raúl y Félix Rodríguez, leyendas de la historia del parapente, y a su tío Félix, instructor de vuelo en Albacete, ha ido de reto en reto. Ha volado en unos 50 países, desde Noruega junto a las auroras boreales hasta los atolones de la Polinesia, y muchas veces por sitios por donde nadie había volado antes. Acantilados de Sudáfrica, el Himalaya pakistaní, los desiertos de Namibia o la espectacularidad de las cataratas Victoria, en Zimbabue, son algunos de los lugares que ha surcado con su parapente.