FÚTBOL ENTREVISTA
Joan Capdevila: «Fue una suerte estar allí»
Joan Capdevila. El futbolista de Tàrrega formó parte del histórico equipo que hace 10 años ganó el Mundial de Sudáfrica, el primero para España, y no olvida el recibimiento que le tributó su ciudad
¿Cuál es el primer recuerdo que le ha venido a la cabeza a los diez años de ganar el Mundial?
Son muchos… pero sin duda cuando ves la Copa por primera vez. Es un recuerdo inolvidable. Es algo que has visto desde pequeño, cuando veía mundiales por la tele y de repente estás allí. Es impactante y emocionante. La Copa del Mundo es lo que más me impresionó. Diez años ya, quien lo diría. Parece que fue ayer. Fue un gran mérito que España ganara el primer Mundial de su historia.
Usted es plata olímpica y campeón de la Eurocopa. ¿Ser campeón del Mundo cambia la vida?
Cuando eres campeón del mundo has llegado a la cima. No hay nada más que eso. Como aspiración, es lo máximo que puedes conseguir, porque puedes ganar Ligas, Champions, Eurocopas, pero ganar el Mundial es tocar el techo. Te cambia la vida, pero porque fue el primer mundial para España. Fue emocionante el reconocimiento de la gente, la alegría… pero eso solo es un éxito deportivo. Está muy bien pero la vida sigue y tienes muchas cosas por hacer.
El recibimiento que le hicieron en Tàrrega también fue histórico...
Si... lo más gratificante de todo. Ahora que han pasado los años y estoy retirado, yo que siempre he estado muy vinculado a Tàrrega, poner el nombre de la ciudad a nivel mundial es gratificante para un deportista de Tàrrega, como también ha hecho Pierre Oriola o Jaume Vilamajó en ciclismo… Ha habido una buena racha de deportistas y alguno más que se me olvida… No está mal para una ciudad de 17.000 habitantes. Fue muy bonito representar a los tarraguenses en el Mundial. Y el recibimiento fue espectacular.
Un equipo y una situación irrepetible...
No lo se. Ganamos el Mundial, pero perdimos el primer partido. Fue muy complicado. Teníamos una buena generación, ya habíamos ganado la Eurocopa dos años antes, la base la teníamos y los éxitos llegan a base de tener un buen grupo. Eramos 23 tipos, compañeros extraordinarios que eramos familia y amigos, todo a la vez… El grupo fue la clave. Y después en los momentos puntuales tuvimos aquella suerte que otras generaciones no tuvieron, el penalti que falló Paraguay, la parada de Iker en la final… la línea entre el éxito y el fracaso es muy fina.
Menciona mucho la suerte. Tituló así el libro en el que explica su carrera. Pero hace falta más...
Si, si. No todo es suerte, si no mal iríamos. Es cierto que en momentos puntuales la necesitas. Pero has de tener un trabajo detrás, muchos años de sacrificios y dedicación. En la alta competición nadie te regala nada, si quieres conseguir algo has de trabajar mucho. Sí que en momentos puntuales la suerte juega un papel, pero no es fundamental. Ha de haber trabajo detrás. Todos los que estábamos allí era por méritos propios.
Empezaron perdiendo con Suiza. ¿Las críticas les fortalecieron?
No, porque allí estábamos más aislados. En 2010 las redes sociales no eran lo de ahora, no había twitter, ni instagram... ¡no había ni WhatsApp! Sí que te llegaban las críticas normales de cuando pierdes un partido, pero teníamos claro que ese partido, de diez perdíamos uno. Y fue ese día. El equipo jugó bien. Así que nos vimos con fuerzas de tirar adelante. Evidentemente perdimos todo el crédito, porque había que ganar los seis partidos que quedaban. Vale más perder el primer partido que el último. Entendimos que si estábamos unidos y tirábamos a una podríamos llegar lejos. Y así fue.
¿El partido más complicado?.
Creo que contra Paraguay, superar la barrera de cuartos de final. En teoría Paraguay era una selección inferior, pero fue el que nos lo puso más difícil. O hacías historias y llegabas a semifinales o un fracaso más de España. La línea es muy corta.. Si Paraguay nos elimina hubiera sido un fracaso. Estábamos a 90 minutos de hacer algo grande. Contra Alemania fue el mejor partido que hicimos, salimos sin nada a perder, y la final es un partido diferente. Sufrimos, pero ganando o perdiendo, estábamos allí, era la final.
¿Se ve muchas veces en el Soccer City?
(Rie) La nostalgia siempre esta ahí… de vez en cuando veo en casa la Copa y piensas, sí, es verdad. Tampoco pienso mucho. De hecho, durante este confinamiento he visto la final por primera vez. No vaya a ser que Iniesta falle el gol (rie)... Me gusta más ver las celebraciones que el partido en sí.
¿Da tiempo a saborearlo un éxito así?
¡Claro que sí! lo que si es verdad es que todo pasa muy rápido. Cuando acabó la final fuimos directamente el aeropuerto, prácticamente sin poder celebrarlo, porque teníamos 12 horas de vuelo hasta Madrid, después fue el recibimiento espectacular en Madrid. Allí lo celebramos todos con la familia y al día siguiente, después de dos noches sin dormir demasiado, me encuentro la gran sorpresa de Tàrrega, que no me lo esperaba. Fueron tres días en los que todo pasó muy rápido, ves a toda la gente contenta, con ganas de felicitarte, fue impresionante el recibimiento de tanta gente...
¿Que se siente al formar parte de la historia del fútbol español?.
No se. Solo somos 23 los futbolistas que hemos ganado un Mundial (ríe). Pues es un privilegio. En la final, de los 11, todos eran del Barça o del Madrid, menos yo, que estaba en el Villarreal. Es complicado, es muy difícil. Me tocó vivirlo a mí y a veces aún me lo pregunto, qué suerte poder estar allí en aquel once. Si el destino o las circunstancias lo decidieron así, yo encantado.
Lástima que el décimo aniversario haya coincidido con el coronavirus.
Si, evidentemente. Son circunstancias que pasan, inesperadas, pero yo animo a la gente, que sean conscientes, que esto es un tema muy delicado, que ya ha habido demasiadas muertes y que entre todos pongamos conciencia individual, porque depende de nosotros que se alargue más o se alargue menos. Es como un equipo de fútbol, si estamos unidos todo es más fácil. Si ganamos el Mundial, podemos ganar al coronavirus, no?.
¿Se acostumbró al sonido de las vuvuzelas?
Tengo una en casa, que les traje de recuerdo a mis padres, y cada vez que la veo me entra mala leche (ríe otra vez). Fue diferente. Yo no lo había visto nunca, el sonido de las vuvuzelas era impresionante. Yo creo que en el estadio las ponían por megofonía para que sonara aún más fuerte.