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FÚTBOL LIGA DE CAMPEONES

Otra goleada y a la final

Los jugadores del Bayern celebran el primer tanto de Gnabry ante el Lyon.

Los jugadores del Bayern celebran el primer tanto de Gnabry ante el Lyon.EFE / EPA / MIGUEL A. LOPES

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El Bayern cumplió ayer con los pronósticos y jugará el domingo la final de la Liga de Campeones después de imponerse con claridad al Lyon (0-3), gracias a un doblete de Gnabry y otro tanto de Lewandowski. El conjunto alemán hizo gala de la fiabilidad que le caracteriza. Dos goles en el momento adecuado, sobriedad defensiva y un control absoluto de la situación para poner la guinda en los instantes finales. Así ganó el Bayern la segunda semifinal, a la que le sobraron minutos.

El equipo muniqués resolvió por la vía rápida y eso que su inicio ofreció dudas. Depay perdonó un mano a mano a los 5 minutos y Ekambi se enredó cuando más claridad necesitaba. Dos fallos que afilaron el colmillo de los alemanes. Gnabry se sacó un latigazo a la escuadra en el único hueco posible de la defensa gala. El gol dejó seco a los de Rudi García. El 0-1 no hacía justicia a la propuesta lionesa. Para colmo del Lyon, el Bayern marcó el segundo tras una excelente jugada por la banda derecha. Perisic merodeó el área y sacó un centro medido a las botas de Lewandowski, que remató al aire. Pero Gnabry sí puso el cuero en el fondo de las mallas. El potencial ofensivo de los alemanes, muy superiores físicamente, invitaba a pensar en otro recital como el que sufrió el FC Barcelona, pero no fue así.

Los de Hansi Flick levantaron el pie del acelerador y apenas generaron peligro en el segundo asalto. Solo Coutinho se atrevió a romper la normalidad con un gol que fue anulado por fuera de juego y Lewandowski, que no hay día que no quiera sumarse a la fiesta. El brasileño volvió a demostrar su hambre, sus ganas por volver a Barcelona con la vitola de un jugador importante, y el polaco no descansó hasta que inscribió su nombre en la nómina de goleadores. Los franceses mejoraron tras el paso por vestuarios, pero nunca llegaron a dar con la tecla.

El triunfo llegó con naturalidad, como la tibia celebración de sus jugadores por alcanzar la final. La última fue en 2013, con título ante el Dortmund, y será la undécima de toda su historia. De ganar supondría su sexto título y el segundo triplete de su historia, precisamente tras el de hace siete temporadas.

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