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Salvador Ter Stegen

Leo Messi, de penalti, y Piqué certifican un pírrico triunfo del Barça ante un mermado Dinamo que le acerca a octavos || El meta alemán, que regresaba tras tres meses de baja, fue el más destacado de los azulgranas y evitó con sus paradas un susto monumental

Messi, en una acción rodeado por dos rivales.

Messi, en una acción rodeado por dos rivales.EFE

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Un Barcelona apático, que pareció no guardar ningún parentesco con el que venció en Turín hace una semana, se impuso por 2-1 a un diezmado Dinamo de Kiev que consiguió hacerlo sufrir hasta el último instante. El cuadro azulgrana, ya rozando los octavos de final, cuajó un partido poco fiable en el que el mejor fue Marc Andre Ter Stegen, quien estrenó su temporada de manera espectacular. El meta alemán recibió ayer mismo el alta médica, dos meses y medio después de pasar por quirófano, y por la noche formó de titular. Su regreso, justo después del fallo de Neto ante el Alavés, no pudo ser más sonado, con media docena de paradas salvadoras.

El encuentro amaneció con la posibilidad del Barça de sentenciarlo en la primera decena de minutos. Pero los de Koeman tan solo aprovecharon una de las cinco oportunidades de gol que generaron en ese tiempo, durante el cual el Dinamo mostró las carencias provocadas por las múltiples bajas por la Covid que le dejaron con tan solo 13 jugadores del primer equipo. Aterrorizado por la aparición de Messi dentro del área, el instinto de Popov fue poner la pierna derecha de forma desmedida para cortar el avance hacia el gol del argentino.

El árbitro señaló hacia adelante, perezoso, y tuvieron que pasar unos segundos para que todo el mundo tuviese claro que el inglés mandaba el partido al punto de penalti. El imberbe Ruslán Nescheret se encontró a sus 18 años y en su segundo partido como profesional con el reto de pararle un penalti a Messi, que cumplió su encuentro 150 en competiciones de clubes de la UEFA anotando su cuarto gol esta temporada desde el punto fatídico.

Ni Griezmann, en dos ocasiones (una de ellas a puerta vacía); ni Pedri, con un disparo con el interior que se estrelló en el larguero y después en la misma línea de gol; ni Ansu Fati, con un lanzamiento malicioso que rechazó Nescheret, consiguieron abrir una brecha insalvable para el conjunto de Lucescu, que a partir del minuto 20 se desperezó. La inesperada valentía ucraniana cortocircuitó al Barça. Cuando el partido se dormía a falta de 10 minutos para el descanso, Buyalskiy cazó con la cabeza un balón que no se convirtió en el empate porque Ter Stegen sacó una mano derecha esculpida en mármol que mandó la euforia visitante por encima del larguero. El Dinamo la volvió a tener en el primer minuto del segundo tiempo, cuando Tsygankov se plantó solo ante el meta alemán, que volvió a evitar el desastre. En el córner posterior, Kedziora superó de cabeza al guardameta, pero el árbitro anuló el gol porque consideró acertadamente que el centro había rebasado la línea de fondo.

Pero los sustos aún no habían terminado. El joven Supryaha aprovechó otro contraataque para mirar de tú a tú a Ter Stegen antes de que el portero le adivinara las intenciones. La respuesta del Barça llegó antes del minuto 60 con una falta de Messi y poco después con un remate de Sergi Roberto, que acababa de entrar junto a Dembélé para darle otro aire al encuentro. Las dos ocasiones de gol se encontraron con un espléndido Neshcheret. Pero en la siguiente jugada el arquero del filial del Dinamo nada pudo hacer para evitar que un centro preciso de Ansu Fati desde la izquierda encontrara la cabeza de Piqué. Parecía la sentencia de un partido en el que el conjunto de Koeman tan solo se dedicó a cumplir el expediente, pero antes de marcharse aún le quedaba trabajo rutinario por hacer.

Quien no tuvo ningún problema en regresar a la rutina de su excelencia fue Ter Stegen. En el ecuador del segundo tiempo le sacó otro mano a mano a Tsygankov, que no se vino abajo y a falta de 15 minutos aprovechó el rechace de otra parada majestuosa del portero alemán, esta a disparo de Verbic, para recortar distancias a puerta vacía. Tanta apatía de los jugadores azulgranas finalmente trajo el sufrimiento. Dembélé quiso espantarlo con una de sus genialidades inesperadas en forma de disparo lejano destinado a la escuadra, pero una vez más Neshcheret evitó el gol. Los últimos minutos fueron puro desconcierto del Barça y el silencio del Camp Nou hasta dejó escuchar un “tenemos que sufrir” de Gerard Piqué ante un conjunto ucraniano que suplió las bajas y el cansancio con la ilusión.

Dest, que recuperó la titularidad, intenta irse de un rival.

Dest, que recuperó la titularidad, intenta irse de un rival.EFE

Messi, en una acción rodeado por dos rivales.

Messi, en una acción rodeado por dos rivales.EFE

Dest, que recuperó la titularidad, intenta irse de un rival.

Dest, que recuperó la titularidad, intenta irse de un rival.EFE

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