Golpe de autoridad

El Lleida sumó su segunda victoria en el presente ejercicio, y las dos a domicilio, con un contundente triunfo en la Ciutat Esportiva Dani Jarque ante el Espanyol B (1-3), que fue claramente inferior a los de Molo, salvo en la segunda mitad del primer periodo. Los leridanos supieron imponerse a un rival jóven y agresivo, pero inexperto, con una demoledora eficacia ofensiva: tres goles en los únicos tres remates entre los tres palos a lo largo de los 90 minutos –más los cinco de añadido–.

Pese a las bajas acumuladas durante la semana (Marc Martínez, César Soriano, Alpha Bagayoko, sumadas a la de Abraham), el técnico leridano presentó un solvente once en el que brillaron nuevamente Fernando Cano y Abel Molinero, que estan en un momento dulce. Cano dió una asistencia a Fall en el 0-1 y marcó el 0-2; mientras que Abel Molinero, además de destrozar el entramado defensivo blanquiazul –ayer jugó con su equipación suplente– asistió en el segundo gol de su equipo y se “inventó” el penalti, tras dos espectaculares regates en el área, que el mismo transformó, tras una generosa renuncia de su compañero Cano, que ya había colocado el balón en el punto de penalti para su lanzamiento.

De hecho, el Lleida, apuros, apuros, solo los pasó tras encajar el 1-2 tras una desafortunada cesion hacia atrás de Diana, que no se apercibió de que tenía al lado a Becerra –el mejor de su equipo–, que le robó el balón y, tras superar la salida de Pau Torres, marcó a puerta vacía.

El primer tiempo fue, de salida, visitante. La presión ahogó a los de Gay con desbordes, verticalidad y un muy ofensivo Eneko, en su segundo partido consecutivo como titular en el lateral izquierdo. Jugar con la segunda equipación y con Jorge Garcés en el banquillo –por la sanción de Molo–, parece que le trae suerte al equipo. Ayudó y mucho, que Fall, en su primer gol con el Lleida, abriese el marcador a los seis minutos al rematar, con un gol de “pillo”, una cesión de Fernando Cano. Pau Torres detuvo dos remates de Gil (24’) y de Svensson (45’), que tuvo que ser sustituído por lesión en el descanso. Y poco más. Lo más llamativo de los de Molo fue un intento de vaselina de Araujo (39’) a puerta vacía, que salió fuera por muy poco.

En la reanudación, el Espanyol abrió líneas y se lanzó abiertamente al ataque intentando romper el partido, pero en el intercambio de golpes acabó siendo el más perjudicado, porque Abel Molinero y Fernando Cano encontraron pasillos, intercambiándose posiciones, ayudados por un incansable Raúl González, presionando a los centrales locales.

Además, entre Abel y Cano fabricaron el 0-2 que parecía sentenciar el partido. Pero solo lo parecía porque el despiste de Diana regaló el 1-2 a Becerra, que poco antes también había tenido el gol en sus botas. Fueron unos minutos de desconcierto para los leridanos, que acabaron pronto tras la jugada de Abel que acabó en el penalti que supuso el 1-3. A partir de aquí todo lo bueno ya fue del Lleida, con ocasiones de Álvaro (71’), que falló una gran oportunidad solo ante el meta local; Cano (72’), que desbarató Garcia; Simic (73’) y Joanet (84’), en sendos tiros desviados.