El Barça se rompe

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Con 3 victorias, 2 empates y 3 derrotas, es el peor Barça desde 1991, pero entonces acabó ganando la Liga

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El Barça encajó ayer la primera derrota en el Wanda Metropolitano (1-0) en un partido que fue de más a menos, que empezó a torcerse con el gol de Carrasco en la última jugada del primer tiempo, en una mala salida de Ter Stegen, y que acabó con la lesión de Gerard Piqué. Tras una primera exploración, el central solo sufre un esguince de rodilla, por lo que podría estar entre seis y ocho semanas de baja. Los azulgranas, que aún tuvieron ocasiones para al menos empatar, encajaron la tercera derrota del curso que, unida a los dos empates y las tres únicas victorias suponen el peor arranque en ocho jornadas desde 1991, aunque entonces acabaron ganando la Liga.

Los hombres que dirige Diego Pablo Simeone, que hasta ayer nunca había ganado en Liga al Barça, jugaron casi a placer. No tenían a Luis Suárez, baja por coronavirus, pero les bastó con su versión fiable ante un Barça herido. El partido de Messi fue un triste poema al igual que el de su equipo, el día que tocaba dar un paso al frente. Para más penuria azulgrana, el Barça lamentó la lesión de rodilla de Gerard Piqué, quien se fue al vestuario medio llorando en el minuto 62 en una acción con Correa, y de Sergi Roberto, que dejó al equipo con diez en el añadido. Son solo ocho partidos de Liga, pero el Atlético, que se proyecta como líder cuando salde cuentas con el calendario, saca ya nueve puntos a un Barça que está solo cuatro por encima del descenso.

El partido tuvo el ritmo típico de después del parón de selecciones, aunque durante los 15 minutos iniciales pareció otra cosa. Dembélé desbordó nada más empezar y encontró a Griezmann, pero su remate se fue alto. En la otra área, Saúl hizo volar a Ter Stegen. El Atleti optó por esperar atrás, un riesgo ante el Barça de Koeman, ya que al menos sí venía de ser capaz de jugar con ritmo y llegada.

No fue esta vez. El cuadro azulgrana se fue quedando tan frío como la noche en Madrid. También el cuadro local bajó su ritmo después de buenas llegadas de Carrasco y en especial Llorente, quien se topó con el palo. El riesgo en los visitantes era esa defensa tibia ante el equipo más en forma del campeonato, aunque no había prisa en el Atleti. Menos aún, pese a la necesidad, en el Barça.

La imagen culé era la de Messi sin entrar apenas en juego, la ausencia de protagonismo de De Jong o Pjanic, sustituto ayer de Sergio Busquets, o la de Pedri desesperado por recibir un balón hasta el punto de ir a quitárselo a Dembélé. El astro argentino tuvo su ocasión