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El Cadí sigue sin reaccionar y ayer encajó una nueva derrota, la cuarta seguida, en un partido frente al Gernika que no pudo competir (80-61). Un mal inicio condenó a las urgelenses, que solo fueron capaces de reaccionar en el último cuarto, con el duelo encarrilado a favor de las vascas. Además, Jespersen, con molestias físicas, no participó en el partido y dejó al equipo con menos rotación. Sin embargo, sus últimas actuaciones le dejan en la cuerda floja y el club estudiará acudir al mercado en busca de otro refuerzo.

El encuentro quedó marcado por el inicio, con el Cadí blando en defensa y un 11-2 de salida que obligó a Canut a solicitar su primer tiempo muerto cuando solo habían pasado tres minutos. El Gernika llegó a situarse 13 puntos arriba (15-2), antes de que Resimont anotara la segunda canasta de las leridanas. Cuatro cambios de golpe no frenaron a un rival que iba aumentando su renta (21-6). La conexión belga Resimont-Geldof fue de lo poco que se salvó en estos 10 minutos, que terminaron con un gráfico 23-10 en el marcador. Solo dos días después de que el Canut advirtiera de la importancia de ser sólidas en defensa, el Cadí encajaba 23 puntos en el inicio de partido.

La danesa no viajó por problemas físicos y el club podría acudir al mercado en busca de otro refuerzo

Un triple de Yurena Díaz dio aire en el arranque del segundo cuarto, pero el Gernika se encargó de terminar con cualquier atisbo de reacción. Parcial de 9-0 y renta de 19 puntos para las vascas (32-13). Desconcierto generalizado que frenó la capitana Bahí con sus primeros puntos. Fue un punto de inflexión para un Cadí que ayer volvió a jugar bien a ráfagas y que devolvió el golpe con un parcial de 0-11. El conjunto urgelense se situó por debajo de la barrera de los 10 puntos, aunque Cornelius, con un triple, devolvió a las leridanas a la realidad. Además, Ivanovic, con otro acierto exterior, amplió la renta local. Etxarri y Dornstauder dejaron el 40-28 al descanso, mal menor después de la imagen del primer cuarto.

El intercambio de canastas en el inicio del tercer parcial no hizo más que facilitar la labor al Gernika, que pronto se puso 19 puntos arriba (49-30) y obligó a Canut a pedir otro tiempo muerto. No habían pasado ni 3 minutos. Una canasta de Cornelius estableció la máxima renta de 21 puntos, que redujo Peña con un triple. Raventós y Resimont tomaron las riendas y el Cadí volvió a protagonizar un arreón de buen juego. Además, Mestres se dejó ver desde la línea exterior y gracias a su acierto las leridanas entraron en el último parcial con una desventaja de 15 puntos (61-46).

Fue entonces, cuando todo era más complicado, cuando el equipo urgelense se vino arriba, remontando y situándose a ‘solo’ 8 puntos después de otro triple de Mestres (65-57). Pero el Gernika mantuvo la calma y aguantó el empuje visitante. Canut detuvo el partido a falta de 4:48 para el final y el 71-59 en el marcador. Pasaron más de dos minutos en los que ninguno de los dos equipos era capaz de anotar, sucediéndose los balones perdidos, lo que favorecía a las locales. El técnico leridano gastó sus balas a falta de 2:29, pero la reacción que buscaba no terminaba de llegar. Los pases se perdían por línea de fondo, la selección de tiro no era la correcta y había demasiada precipitación. Además, Buch se convirtió en la verdugo de las leridanas con un final de partido para enmarcar. Siete puntos de la barcelonesa cerraron el encuentro, con una renta de 19 puntos para el Gernika (80-61). Un resultado que complica más la clasificación para la Copa al final de la primera vuelta.

“Los primeros cinco minutos han sido decisivos” El técnico Bernat Canut admitió que la puesta en escena del Cadí no fue la mejor y que “hemos estado lastradas por los cinco primeros minutos. Después nos hemos repuesto, pero todos los errores que hemos cometido han sido penalizados con canastas del rival. Hemos ido creciendo, con una buena actitud. Creo que la diferencia final no refleja lo que hemos trabajado en 35 minutos. Pero nos marchamos satisfechos con la actitud del equipo, que no ha bajado los brazos en ningún momento. Ese es el camino que tenemos que seguir. Tener una compañera al lado que te ayude en los malos momentos, que el banquillo también esté metido en el partido y no deje de animar a las jugadoras que están en la pista”, añadió el técnico después de la derrota en Gernika.