FÚTBOL SEGUNDA DIVISIÓN B
En el nombre del padre
El miércoles 25 de noviembre de 2020 es un día que no se le olvidará nunca a Toni Vicente Armengol (30-5-1999, La Seu d’Urgell). En esa fecha, Toni, hijo del recordado y añorado Emili Vicente, debutó en Segunda B con el Lleida. Y lo hizo con el recuerdo de su padre en la mente. “Antes de cada partido siempre lo tengo presente, las cosas que me decía, los consejos que me daba... lo recuerdo y me siento orgulloso”. Y en un día tan especial, tiene muy claro lo que le hubiera dicho: “Lo que me decía siempre, que estuviera tranquilo, que jugara con confianza, que me esforzara todo lo que pudiera. Porque el resultado no depende de ti, pero el esfuerzo sí y si lo has dado todo tendrás la conciencia tranquila”.
Toni Vicente tuvo el debut perfecto porque el Lleida derrotó al Llagostera (1-0). “Sí, fue un debut redondo, sobre todo por los tres puntos y por hacerlo en el Camp d’Esports, un escenario increíble”, aunque lamenta que “la lástima es que no hubiera público. Hubiera sido ya la guinda. Pero espero que pronto puedan volver y disfrutar con ellos”, explica.
Sabe que si llegar a debutar es difícil, aún lo es más tener continuidad, aunque está dispuesto a seguir trabajando duro para ver cumplido su sueño de ser profesional del fútbol. “Soy consciente de las dificultades que representa tener continuidad. En esta plantilla hay muchos jugadores con un gran nivel y más experiencia. Voy a seguir trabajando para que, cuando el míster lo decida, estar preparado”.
Toni, que estudia el último curso en Inefc, comenzó a jugar en La Seu d’Urgell a los 6 años y hace 9 llegó al Lleida para incorporarse al Infantil. “Mi padre me dijo que tenía la oportunidad de jugar en el Lleida y me emocioné. Es el club grande de la provincia y cuando jugaba contra ellos eran el rival a batir.Tenía ganas de venir”, explica.
Empezó a entrenar con el primer equipo la pasada temporada. “Había alguna baja en el equipo y me llamaron para entrenar. Hice todo lo posible por arreglar los horarios de clase, porque entrenar con un equipo de Segunda B era un tren que no podía dejar escapar porque igual no volvía a pasar. Poco a poco fui viniendo más días hasta que me quedé”.
No supo que iba a ser titular hasta que Molo dio el once. “Lo intuí en el entrenamiento previo”, explica. “Fue en el vestuario cuando dio la alineación y ví que estaba en el once. Noté mucha tensión pero también mucha alegría y orgullo”. Molo habló con él antes de salir al campo. “Me dijo que estuviera tanquilo, que ya había jugado en pretemporada y había cumplido que hiciera lo que sé hacer y acciones fáciles”. Tras el partido “Molo estaba muy contento. Me abrazó y me felicitó”. Un gran final para un día inolvidable.