LOS DETALLES
El bautizo de Koeman en el Camp d'Esports
El técnico del Barça dirigió en Lleida al filial azulgrana en el primer partido de su carrera tras ser expulsado Gonzalvo
Ronald Koeman, el “héroe de Wembley” del barcelonismo y actual técnico del primer equipo azulgrana, debutó como entrenador en el Camp d'Esports. Fue el 26 de septiembre de 1998 en un Lleida-Barcelona B de Segunda A y, aunque el neerlandés era el segundo entrenador, debutó por la expulsión del primero, Josep Maria Gonzalvo.
Los espectadores que acudieron al Camp d’Esports el 26 de septiembre de 1998 tuvieron la mala fortuna de asistir a una derrota del Lleida por 2-3. Pero, sin ser del todo conscientes de ello, fueron testigos ni más ni menos que de la primera vez en la que Ronald Koeman dirigió un partido de fútbol en su carrera como entrenador. Era la jornada 5 de Segunda División y el Lleida, entrenado por Miquel Corominas, recibía al Barça B. En realidad, Koeman hacía de segundo entrenador del filial azulgrana, que dirigía Josep Maria Gonzalvo –hermano del exentrenador azul Jordi y sobrino del también exjugador azul Mariano–. Sin embargo, Gonzalvo fue expulsado a diez minutos para que acabara el partido. Esa decisión del colegiado Pino Zamorano forzó el bautizo en Lleida como técnico, aunque fuera solo unos minutos, del que había sido héroe en Wembley.
“Me expulsaron a diez minutos del final y se hizo cargo él”, comenta Gonzalvo, que recuerda que “fue la primera victoria que logramos fuera de casa esa temporada, ante un Lleida que venía de jugar partido de Copa contra el Tropezón y que estaba un poco cansado”.
Tras marcar una época jugando en el Dream Team del club azulgrana, Koeman había regresado a su Holanda natal en 1995 para acabar retirándose en el Feyenoord en 1997. Fue entonces cuando había empezado su carrera deportiva como entrenador. Inmediatamente se había incorporado al cuerpo técnico de la selección neerlandesa de Guus Hiddink, junto a leyendas del fútbol como Neeskens o Rijkaard.
Con el combinado ‘oranje’ había ido al Mundial de Francia de 1998, pero a su conclusión había regresado a Barcelona llamado por Louis van Gaal, entrenador del Barça desde la temporada anterior. La función que le había asignado su compatriota era la de hacer de enlace entre el primer equipo y el filial de Gonzalvo. “Vino como a hacer las prácticas, a hacer de becario, porque hacía poco que se había sacado el título”, comenta Jofre Mateu. El joven delantero de Alpicat, que entonces tenía 18 años y que fue titular en este partido en el Camp d’Esports en las filas azulgranas, recuerda que “teníamos muy buena relación con él, porque era joven y se notaba que no hacía mucho que había dejado de ser futbolista”.
Otro de los que jugó aquel día con el Barça B era Òscar Álvarez, que además era el capitán. Òscar se enfrentaba aquel día, además, a su hermano mayor Quique, que estaba en el Lleida –poco después, en la temporada 2000-01, recalaría él también en el club leridano–. Òscar, hasta este pasado verano segundo entrenador del Valencia, recuerda que Koeman “hacía de puente entre el primer equipo y nosotros, aunque casi siempre estaba con nosotros en los entrenamientos y habitualmente también venía a nuestros partidos”.
Además de Jofre y Òscar Álvarez, el Barça B de Gonzalvo –y de Koeman– alineó en Lleida a futuras figuras del fútbol como Xavi o Puyol. De hecho, siete días después de completar los 90 minutos en el Camp d’Esports, Xavi debutaría en Primera de la mano de Van Gaal con otros 90 minutos en Mestalla ante el Valencia. “La función de Koeman iba encaminada a eso”, apunta precisamente Òscar Álvarez, que no duda en atribuir buena parte de la culpa de este ascenso al primer equipo –y también del de Puyol o Gabri– a la tarea de enlace entre los dos equipos del incipiente técnico holandés: “Era de la cuerda de Van Gaal, él tenía mucha confianza en Koeman y este sabía exactamente lo que buscaba”, asegura.
“Teníamos un equipo tremendo”, señala Gonzalvo, que apunta que “todos los jugadores de ese filial acabaron jugando al máximo nivel”, aunque lamenta que no pudieran salvar la categoría y descendieran a Segunda B. “Con Ronald trabajamos muy bien y los jugadores mejoraron muchísimo. Recuerdo que le solía pedir que me ayudara a preparar los partidos defensivamente, aprovechándome de su experiencia como jugador, y guardo de él un gran recuerdo”.
“Ahora me lo imagino en el vestuario del Barça igual que como era entonces, con la misma autoridad y personalidad que ya tenía”, explica Òscar. “Pese a que cuando estuvo con nosotros todavía no había ejercido de entrenador, todos lo teníamos como un referente porque era una figura muy reciente, y además imponía respeto porque era frío, directo y muy exigente”, añade.
“Tenerlo con nosotros era algo muy grande y su presencia ayudó a que hubiera fluidez con el primer equipo”, comenta Jofre por su parte. Además, recuerda como en los entrenamientos el holandés “todavía lanzaba el balón en las faltas y los córners donde quería”.
Koeman cumplirá 58 años en marzo. Y antes de llegar a entrenar a Messi y a uno de los vestuarios con más clase del mundo, ha llevado a cabo una larga trayectoria por los banquillos que empezó a los 35 años con unos minutos de gracia ese día de septiembre de 1998 en Lleida.