DEPORTES
«Viví momentos de dudas porque se iba muy rápido»
Jaume Betriu. El de Coll de Nargó, duodécimo, mejorando la posición del año pasado, espera repetir en 2022, ya con el objetivo de entrar entre los diez mejores en motos
Segundo Dakar y duodécimo, mejorando lo del año pasado. ¿Qué más se puede pedir?
Siempre se quiere más, pero ha sido un buen Dakar. La valoración es muy positiva. La primera semana fue irregular, con algunos errores de navegación y tres o cuatro caídas fuertes, y la segunda ya pude ser más constante. Es una carrera de supervivencia y tener un buen ritmo cada día se nota en el resultado final. Este año ha habido muchísima piedra y teníamos la limitación de seis neumáticos para doce etapas y era cuestión de cuidarlos al máximo porque cualquier caída tonta te podía destrozar la moto.
¿Pasó por algún momento crítico?
No. Rompí algún aparato de navegación y me tocó ir el resto de día con el road book manual, por lo que tenía que sacar una mano del manillar. Esto me pasó en la etapa maratón, que se fundió el motor del road book y tuve que hacer el tramo final de la primera parte manualmente, y también los 300 kilómetros del segundo día, ya que en las etapas maratón no tenemos asistencia y solo puedes cambiar las piezas que llevas tú mismo encima. Esto te hace perder mucho tiempo y también confianza, por eso es importante no caer y no romper nada de la moto.
Esto da mucho más valor al duodécimo puesto final.
Sí, porque en la primera semana perdí mucho tiempo y también bastantes posiciones, y luego es difícil remontar. La segunda semana ya fui más regular y fui escalando. Son cosas para aprender y coger experiencia.
La experiencia del año pasado le habrá servido de mucho.
Sí, me ha ayudado y este año he cogido mucha más, pero es una carrera en la que nunca llegas a tener la suficiente experiencia. Año tras año hay que quedarse con las cosas positivas y las negativas intentar mejorarlas para que no vuelvan a ocurrir, y estar siempre muy atento y hacer un buen entrenamiento durante el año, sobre todo en cuanto a navegación, que es un aspecto muy importante.
¿Con qué objetivo salía?
El primer objetivo era acabar, porque es una carrera en la que cada día haces entre 600 y 800 kilómetros y te puede pasar de todo, por eso llegar a la meta es ya un reto. Está claro que igualar el resultado del año pasado y quizás mejorarlo era el otro, y por suerte lo he conseguido. Creo que si la primera semana hubiera sido más regular hubiera escalado alguna posición más, no lo sé.
¿El año que viene volverá?
Esperamos volver y que durante el año podamos hacer algún raid porque es importante entrenar bien antes de ir al Dakar.
¿El objetivo será el Top10?
Ojalá pudiera entrar, sería muy bueno. Tengo capacidad para mejorar, pero soy consciente de que es una disciplina difícil, donde hay mucho nivel.
¿Cuándo le podremos ver con una moto oficial?
No hay tantas motos oficiales y los manillares están todos adjudicados. Ojalá salga algún día esa oportunidad, pero mientras tanto seguiremos nuestro camino y si algún día llega, intentar aprovechar la oportunidad.
¿Ha disfrutado más que el año pasado?
El año pasado lo disfruté mucho, aunque los dos accidentes mortales que hubo en la segunda semana fueron un golpe duro para todos. Llegas nuevo a la prueba y te encuentras con esto, y todo queda en un segundo plano. Este año por desgracia ha vuelto a pasar. Ha sido un Dakar duro de llevar porque han habido muchas caídas y sobre la moto hemos vivido momentos de dudas porque se iba muy rápido. Pero lo he disfrutado, porque de lo contrario no participaría en esta carrera. Este año el Dakar ha sido más técnico, con más navegación que el año pasado, y esto te permite disfrutar más, y espero que siga así, con más navegación, más técnica, con dunas y arena, que es lo que nos gusta a los motociclistas.
Algunos pilotos, como Carlos Sainz, se han quejado del recorrido. Dijo que el Dakar había perdido su esencia. ¿Está de acuerdo?
No llegué a correr en Sudamérica, pero a los pilotos que conozco les gustaría volver, porque era una prueba en la que podían pasar muchísimas más cosas y sobre superficies diferentes. En Arabia Saudí ha sido un poco monótono, con pistas, piedra y poca arena. Muchas etapas han sido muy iguales. Quizás la esencia del Dakar esté cambiando. La organización quería reducir la velocidad, pero no lo ha conseguido, creo que se ha ido más rápido que el año pasado, y eso que la organización puso radares en algunas zonas.
¿Le pusieron alguna multa?
Un par, por frenar más tarde de lo que tocaba.
¿Cuál sería su sueño?
Todo piloto aspira a llegar a un nivel alto, estar en un equipo oficial, luchar en cada momento por las posiciones de cabeza y, como no, ganarlo alguna vez, es el sueño de cualquier piloto.
¿Cómo ha sido competir bajo la influencia de la Covid?
Lo ha marcado todo bastante, porque ha afectado a la preparación previa. Solo se pudo hacer una prueba de raids para preparar el Dakar. También ha sido difícil para los equipos poderlo gestionar todo y nosotros teníamos el temor de si podríamos viajar, con el confinamiento que hemos tenido que pasar y anteponiendo la carrera a la posibilidad de estar con la familia o los amigos. Ha sido extraño.
Este año ha vuelto a compartir carrera con su pareja, Laia Sanz, que acudía muy mermada físicamente por una enfermedad. La preocupación ha sido doble.
Sí. Te preocupas porque durante el año lo has vivido de cerca, ves que se acerca el Dakar y que no puede entrenar. Conozco a Laia, su mentalidad fuerte. Sabía que sería muy duro y ha sufrido, pero cuando pudo coger la moto y hacer un par de etapas su cabeza cambió. Un año más hay que sacarse el sombrero porque lo que ha hecho es increíble. Son 11 de 11.