“No hay nada imposible”

“No hay nada imposible”, es la frase que repiten sin cesar en el AEM, que el domingo consiguió clasificarse para la fase de ascenso a la Liga Iberdrola en el último partido de la liguilla previa. Además, lo hicieron a lo grande, goleando por 4-0 al Seagull de Badalona al que destronaron del título honorífico de ser el tercer mejor equipo del fútbol femenino catalán en los últimos años tras Barça y Espanyol.

“El AEM es un club modesto, de barrio, pero sueña mucho y esto le hace ser enorme”, dice con esta grandilocuencia Andrea Gómez, la talentosa futbolista que, junto a Laura Martí y Lorena Caballero, representan en la plantilla a aquel equipo infantil que en 2017 ganó una Liga masculina y de cuya hazaña se hizo eco hasta The New York Times. “Si logramos hacer aquello, podemos hacer todo lo que nos propongamos”, continúa Gómez.

La guardameta Laura Martí asegura que “nos marcó Dani (Rodrigo, el entrenador que las dirigió y que falleció solo un año después con solo 46 años). Nos decía siempre que creyéramos en nosotras mismas, que él creía en nosotras. Eso nos marcó y está presente siempre en nuestra memoria”.

“Dani sabía cómo hacerte reaccionar. Nos trataba a cada jugadora justo como necesitábamos en un determinado momento”, corrobora Lorena Caballero.

“Este grupo ya lleva el afán competitivo y es una piña. Al menos hay que mejorar el séptimo puesto de 2020”

Las tres, sin embargo, no quieren pasar por alto la labor del actual entrenador Roger Lamesa y todos los miembros de su staff técnico. “Es muy perseverante, tiene muy claro lo que quiere y nos exprime al máximo. Es lo que debe hacer un entrenador”, dice Caballero.

Cumplido el objetivo de la permanencia, no renuncian al ascenso a la máxima categoría, pese a que es un reto todavía más complicado del que han conseguido. “Sigo teniendo la ambición que tenía en aquel equipo infantil”, asegura Andrea Gómez.

“¿El ascenso?, al final es creerte que puedes conseguirlo”, dice Laura Martí. “¿Por qué no podemos conseguirlo?”, suelta Lorena Caballero.

Roger Lamesa asiente con la cabeza y se deshace en elogios hacia sus jugadoras. “Ya llevan el afán competitivo y, además, en estos tres años que llevamos juntos el vestuario es una piña, a pesar de que han venido muchas jugadoras de fuera.

Este grupo va al límite en cada partido y al menos queremos mejorar el séptimo puesto del pasado año”.