DEPORTES
Lleida Esportiu, este año tampoco
El Lleida deja escapar la última ocasión de acabar entre los tres primeros || En caso de ganar, con los resultados de la jornada, hubiese dependido de sí mismo ante el Andorra
El Lleida desperdició ayer en el Sagnier de El Prat del Llobregat (1-1) su última baza para acabar esta primera fase entre los tres primeros y poder luchar por el ascenso a la Segunda A, como premio grande, y acceder a la nueva Primera RFEF como consolación. Ahora, dentro de quince días, luchará por una plaza en la recién creada categoría y en caso de no lograrla permanecerá en Segunda B, que será lo mismo que un descenso.
Lo más triste de todo es que con los resultados de la jornada, los empates de Andorra y Cornellà y la derrota de Llagostera, los de Molo, en caso de ganar ayer, hubiesen dependido de ellos mismos, ya que ganando el domingo al Andorra en el Camp d’Esports y con público en las gradas, se hubiese asegurado la tercera posición. Ahora sus rivales serán Hércules, La Nucía, Levante At. y Atzeneta, que acabaron ayer la primera fase, junto a Badalona, Llagostera y Cornellà (aunque ya sin jugar contra ellos y con el coeficiente de puntos asegurados).
El Lleida ayer no jugó bien. Y pese a que se jugaba la vida en el partido no lo pareció.
Los de Molo, que echaron muchísimo de menos el equilibrio que aporta Chavero –de baja por paternidad–, anduvieron erráticos, con pocas ideas en ataque, incapaces de desbordar en el centro del campo y aunque aguantaron bien atrás, de nuevo una jugada a balón parado les obligó a jugar de nuevo contrarreloj y a la heroica en una especie de “déjà vu” que se ha repetido en exceso esta temporada. Y menos mal que, a un minuto del final –el colegiado decretó después cinco minutos de añadido–, un cabezazo, en acrobática postura, de Fernando Cano, evitó el descalabro enviando a los locales, cuando ya estaban celebrando la victoria, a luchar, en su nueva fase, para no descender a la Tercera División.
Molo retornó a su clásico 4-1-4-1, con Fall por delante de la defensa y Nico Van Rijn, que nunca decepciona en sus titularidades, como central junto a Simic. El resto del equipo, el habitual, con Raúl González como solitaria boya ante la fornida defensa local.
Los primeros minutos, la verdad es que todo el primer tiempo, fueron de tanteo. El Prat, temeroso y el Lleida madurando el partido y al rival.
Con tantas precauciones no es de extrañar que las ocasiones de gol fueron escasas. Un intento de Marc Martínez (9’) y una falta lanzada por Padilla (10’) sin consecuencias, fue lo único destacable hasta que Neeskens, el hijo del que fuera mítico jugador del Barça y de la selección holandesa, puso a prueba a Pau Torres (19’) con un buen remate. La réplica corrió a cargo de Abraham (20’) en un remate que salió desviado. El Lleida tocaba y tocaba pero sin desborde ni precisión y el Prat, animado por el centenar de aficionados que pudieron entrar, por primera vez esta temporada, en el Municipal de Sagnier, tampoco andaba excesivamente lúcido en tareas ofensivas. Pau Torres (28’) detuvo sin problemas un inocente tiro de Guzmán que volvió a tenerla poco después, y esta vez mucho más clara, en un duro remate (41’) que salió ajustado al palo con Pau Torres ya batido. El segundo periodo comenzó de manera parecida a como concluyó el primero. Partido trabado, con muchas faltas y pocas cosas destacables pero como es sabido, en la Segunda B, las cosas se arreglan a balón parado o por pequeños detalles. Dicho y hecho. Fall perdió un balón en su campo y cometió una falta innecesaria que, además le costó la tarjeta. Padilla colgó el balón al área y el defensa Javi Martos saltó más que nadie, para poner la pelota lejos del alcance de la estirada de Pau Torres. El Lleida, al que le costó muchísimo volver al partido, jugó ya a la desesperada. Y cuando parecía que la derrota era inevitable, Álvaro, que ya había tenido una clara ocasión minutos antes, puso un balón de oro en la cabeza de Fernando Cano para que empatase (1-1).