El AEM se estrena en casa en la fase de ascenso a Primera división

Una de las preguntas sin respuesta del fútbol es el significado de “jugar bien”. Por la propia relatividad del concepto, uno puede argumentar, no sin razón, que “jugar bien” es “aquello que te permite ganar”. Otro que se fije más en los medios para conseguirlo que en el fin podría esgrimir que también es “jugar de un modo armonioso” e incluso podría vincularlo a aspectos como la posesión del balón. Todos son puntos de vista que pueden y deben tomarse como válidos, como parte del mirall trencat que proponía Rodoreda. Pero hay una pieza de este espejo roto que el AEM hace brillar desde hace ya un tiempo y, dicho sea de paso, cada vez un poco más.

“Jugar bien” también es ser conocedor de las propias virtudes y defectos y saber explotarlos con la intención y la medida necesarias, adaptándose a situaciones de índole voluble, para dominar e imponerse al contrincante. La teoría parecen tenerla clara las leridanas, pero la práctica es caprichosa con un equipo que de virtudes tiene muchas. Y para muestra un botón, porque las de Roger Lamesa firmaron ayer su primera victoria en la fase de ascenso ante un Racing de Santander que hasta la fecha solo había perdido un partido a domicilio y que, por momentos, recordó al Alavés del partido de la primera vuelta en el Recasens, con intención y recursos a su alcance.

Fue un día redondo porque, además, suponía la vuelta del público después de más de un año. Escogieron –les permitieron, vaya– uno de los partidos más atractivos que se le pueden ofrecer a un espectador, con los dos equipos yendo a por el partido sin reservas y poniendo al rival en dificultades constantes. Y, además, coronado con un triunfo que, para más inri, supone el tercer partido consecutiva con la portería a cero de las azules. Atrás solo chirrió una única vez, que Pinxis aprovechó para probar fortuna, aunque sin puntería, a los pocos minutos del segundo tiempo.

Con el cerrojo inamovible del AEM, único equipo que no ha encajado ningún gol en la fase de ascenso, fue suficiente con el tanto que Alexia consiguió mediado el segundo tiempo para desnivelar la balanza. Ella había cerrado la cuenta de la primera fase y ella abrió la de la segunda.

La vallisoletana remachó una gran acción colectiva que se inició en la retaguardia, pasó por las botas de casi todo el equipo y acabó explotando con la calidad de Paula Barreira –que creó–, Andrea –que inventó–, Pixu –que asistió– y Alexia –que consiguió batir a Emily. La guardameta cántabra, de nacionalidad canadiense, se había hecho grande ya desde el minuto uno neutralizando una doble ocasión de Júlia Miró, que ayer estuvo especialmente incisiva cabalgando por su banda, igual que Inés Faddi, de cuyas botas llegaron las principales aproximaciones antes del descanso.

Al final, triunfo de un AEM agigantado que sigue en crecimiento y que suma cuatro de los seis puntos posibles en la fase de ascenso, lo que las aúpa hasta la quinta posición antes de visitar, en quince días, al Madrid B.

“Este equipo sigue creciendo”

Tras la victoria, el entrenador del AEM, Roger Lamesa, hizo hincapié en el “crecimiento” de su equipo, ahora en una fase de ascenso que, a su parecer, “no nos dejará respirar”. En este sentido, valoró los tres puntos, además, “con la alegría de encadenar tres porterías seguidas a cero y de ganar a un Racing que, pese a no tener uno de los presupuestos más altos, siempre consigue armar un muy buen equipo”.

Sobre el gol, dijo que fue “una de las acciones de combinación, que hoy hemos tenido de muy buenas”. Pero más allá del resultado, Lamesa dijo que fue “un partido muy atractivo para los dos equipos, y nosotros hemos podido superar los problemas que nos ha planteado el Racing, el rival que teníamos más cerca a nivel de puntuación”.

También celebró la vuelta del público al estadio: “Ha sido genial y más en un partido así, el empujón del público es fundamental cuando no acabas de estar preciso o el calor aprieta. La magia del Recasens no es en los últimos minutos únicamente, también es en estos”, concluyó.