FÚTBOL REPORTAJE
Dolors Gou tuvo que dejar de jugar a fútbol el año 1994 al no permitir la normativa los equipos mixtos
Dolors Gou tuvo que dejar de jugar en 1994 en un equipo alevín masculino al no permitir la normativa los equipos mixtos || Luego fue al AEM y al Lleida con Lluís Cortés en el staff técnico
Si hay alguien que ha sentido de una forma especial que el Barça haya hecho historia al conquistar la Champions y que está vibrando esta temporada con la trayectoria del AEM y el avance y repercusión mediática que está experimentando el fútbol femenino, esa es Dolors Gou. Hace 27 años, en noviembre de 1994, cuando ella tenía 10, era noticia de portada en SEGRE porque un vacío legal en la normativa le impedía jugar con el equipo alevín masculino de su pueblo, El Palau d’Anglesola.
“¡Cómo ha cambiado todo! Yo no tuve referentes. No me dejaban jugar con los chicos y tampoco había equipos de chicas.
Pero es evidente que falta mucho por hacer”, asegura Gou, cuyo caso tuvo tal impacto que sentó un precedente en el fútbol catalán y provocó que la federación aprobase los equipos mixtos hasta los 11 años..
Eduard March, que era el entrenador de aquel equipo alevín, dice que “inscribimos a la niña porque no existía ninguna norma que dijera que no se le podía tramitar la ficha”. En julio de 1993 la Federación Española de Fútbol derogó una normativa en la que se prohibía “tener equipos con jugadores de ambos sexos”, pero legalmente no se avanzó en sentido contrario.
“¡Cómo ha cambiado todo! No me dejaban jugar con los chicos y tampoco había equipos de chicas”
Dolors Gou llegó a jugar 8 partidos con el equipo de niños y ningún rival presentó impugnaciones, pero la delegación territorial de fútbol dijo que le había tramitado la ficha “por un error administrativo”. El entonces delegado, Antoni Mesalles, aducía también que la mutua contratada por la federación no quería hacerse cargo de una posible lesión porque, a nivel de normativa, no existían los equipos mixtos.
Dolors siguió entrenando con sus compañeros, pero tuvo que cambiar de deporte y pasarse al baloncesto. Cinco meses después pudo volver a jugar con ellos y logró hacer carrera en el fútbol leridano.
Jugó en el Mollerussa, el AEM y en la UE Lleida donde tuvo como segundo entrenador a Lluís Cortés, el flamante campeón de Europa. “Tengo unos grandes recuerdos.
Fue muy emocionante verle ganar la Champions y también gente de su staff que también estuvieron el Lleida. Subimos a categoría nacional y viajábamos en avión para jugar contra los equipos de Baleares y participábamos en torneos internacionales como el MIC donde llegamos a tener como rival al Malmoe sueco.
Por cierto, en esa época del Lleida jugué contra Melanie Serrano, que aún está en la plantilla del Barça y nuestros duelos en el campo, yo como interior y ella como defensa, eran épicos. Me alegré mucho el domingo.
Además, solo veo por televisión fútbol femenino”, explica esta profesora de la Escola Bressol de Golmés, cuyos dos hijos Unai, de 7 años, y Aran, de 4, no han seguido los pasos de sus padres. “Mi marido, Joel, también jugó a fútbol, pero ahora hace triatlones y yo corrí durante dos años en la Lliga Ponent y ahora estoy haciendo ciclismo de carretera. Los niños se han decantado por el atletismo y el triatlón”, señala.
Le alegra ver al AEM con aspiraciones de ascender algún día a la máxima categoría. “Me haría mucha ilusión que llegaran a jugar en el Camp d’Esports. Nosotras con el Lleida no pudimos conseguirlo”, concluye.
De un equipo federado en 1994 a las más de 800 fichas actuales en Lleida
En 1994 solo existía un equipo femenino federado en Lleida, el Pardinyes (se había inscrito en 1992), que seguía la estela de anteriores iniciativas, más o menos efímeras, surgidas años atrás en Alpicat y Balaguer o, más lejos en el tiempo, el grupo de pioneras de inicios de los 70 de la UD Lérida-Botca, homenajeadas el pasado domingo por el AEM.
Ahora el panorama en el fútbol femenino leridano es muy distinto, aunque queda camino por recorrer. La pasada temporada, la de antes de la pandemia, había un total de 833 licencias de fútbol femenino –de las que 492 eran menores de 18 años– cuando hace una década solo había 120. Pero el evidente crecimiento, sobre todo a raíz de la campaña #Orgullosa, puesta en marcha por la Federación Catalana en 2017, no puede ocultar que las fichas masculinas en Lleida sobrepasan las diez mil.
Una prueba de que falta mucho camino por recorrer en el deporte femenino y en el fútbol, en concreto, es que RTVE anunció ayer la apertura de “una investigación interna para esclarecer la procedencia de los comentarios machistas que pudieron escucharse por sonido ambiente” durante las pruebas de realización del partido entre los equipos femeninos del Real Madrid y el Eibar del pasado domingo. Los comentarios, denunciados por algunas futbolistas en redes sociales, hablaban de prohibir a las mujeres jugar al fútbol y las calificaban de feminazis. “Jorge, no tendrían que jugar. Tendrían que prohibirlo. Estas feminazis que quieren tío la igualdad”, se escuchó.
El Observatorio de Igualdad ha actuado de oficio y ha iniciado un expediente para que se tomen las medidas oportunas en el caso de que esos comentarios machistas pudieran proceder de algún trabajador de RTVE.