Suspenso para todos

Fracaso total, indignación y tristeza, suspenso sin paliativos al rendimiento del equipo y culpas repartidas que van desde la inexperiencia y decisiones dubitativas de Molo hasta la mala y tardía planificación por parte de la directiva, pasando por los jugadores, sobre todo algunos de ellos que venían con cierto renombre en la categoría y que han dado un rendimiento mucho más bajo de lo esperado. De esta manera podría resumirse la opinión de un grupo de abonados y aficionados, muy activos en las redes sociales, que han expresado su opinión a través del sondeo lanzado por SEGRE.

Han habido también muchos otros que han declinado opinar, pero en lo que también hay una coincidencia general y mucha expectación es en la rueda de prensa anunciada para el lunes por el presidente del Lleida Esportiu, Albert Esteve. En este sentido, aquellos aficionados consultados que se han referido a la hora de cargar responsabilidades o culpas, sobre todo en la directiva, desconfían de que haya autocrítica y acusan precisamente de esa falta de autocrítica a los dirigentes de la entidad.

Es más, creen que es una de las varias causas por las que se ha ido alejando la masa social del Camp d’Esports, pandemia al margen porque gran parte de la temporada no ha habido público. Otro motivo de enfado de la afición es el hecho de que varios jugadores, tras el partido, y el propio técnico Molo quisieran maquillar la realidad de que se había descendido una categoría (si estaba el equipo en el tercer escalón del fútbol ahora estará en el cuarto) alegando que se había producido una reestructuración de las categorías.

«Temporada desastrosa y era la más importante de los últimos años. No he visto compromiso en los jugadores. Necesitamos una buena limpieza». «La culpa del descenso ya viene de anteriores años en los que no se han hecho las cosas bien».

Muchos coinciden también en que se ha producido una desconexión de la ciudad con el equipo y lo achacan a las formas de la directiva que no han ayudado a enganchar a más afición.

Una Segunda RFEF con 90 equipos y cinco grupos

Aunque faltan por conocer detalles de la Segunda RFEF en la que competirá el Lleida, el esquema con el que está trabajando la Federación Española es que haya 90 equipos (36 equipos que bajan desde la Segunda B y 54 equipos que ascienden desde Tercera), divididos por criterios geográficos en cinco grupos (de 18 cada uno). Habrá 34 jornadas entre agosto y junio y se darán diez ascensos.

Una de las opciones es que para otorgarlos se dirima de un modo similar a los de la Primera RFEF hacia el fútbol profesional, es decir, que suban los campeones de grupo de forma directa y que los segundos, terceros, cuartos y quintos clasificados jueguen un play off de dos eliminatorias por las cinco plazas restantes. La otra sería que no hubiera ascensos directos y que las diez plazas se dirimiesen en una fase de promoción entre los cuatro primeros de cada grupo (una eliminatoria para subir).

Para el descenso, en principio, parece que caerían a Tercera División los 18 peores de los 90 equipos participantes, pero cabe insistir en que faltan por pulir detalles.