DEPORTES
Los Juegos de la esperanza
Tokio inaugura su cita olímpica con una ceremonia mezcla de tradición y modernidad en un estadio sin público y marcada por la pandemia || Saúl Craviotto y Mireia Belmonte llevaron juntos la bandera estatal
La tradición, el recuerdo a las víctimas de la Covid-19, los drones y la música de ‘Imagine’ de John Lennon alumbraron ayer la inauguración de los Juegos de la XXXII Olimpiada de Tokio 2020, un acto celebrado a puerta cerrada en el Estadio Olímpico que solo pudieron vivir ‘in situ’ los atletas que desfilaron, los voluntarios y un millar de invitados.
“Hoy es un día de esperanza. Es muy diferente a lo que habíamos imaginado, pero valoremos este momento porque estamos aquí.
Este es el poder unificador del deporte.
Podemos estar aquí gracias al pueblo japonés y a los héroes anónimos que contribuyen a contener la pandemia”, manifestó el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, antes de la apertura oficial de los Juegos..
Bach dio la bienvenida al Equipo de Refugiados a la “familia olímpica” y recordó las secuelas del coronavirus. “Siempre somos más fuertes juntos. Solo podemos ir más rápido, apuntar más alto y ser más fuertes si nos mantenemos juntos. La pandemia nos obligó a estar separados de nuestros seres queridos. Esta separación hizo que el túnel fuera más oscuro. La llama olímpica hace que esta luz brille más que nunca”, apuntó.
La presidenta del comité organizador de Tokio 2020, Hashimoto Seiko, agradeció también el “duro trabajo” para que se celebrasen los Juegos después de que el movimiento olímpico afrontara uno de sus “mayores desafíos”. “Las esperanzas han sido unidas por muchas manos del mundo entero. Los atletas siempre habéis creído en vosotros mismos, y ahora es el momento de mostrar el poder del deporte. Haremos todo lo posible para que los Juegos sean una fuente de orgullo para las generaciones venideras”, apuntó.
En un despliegue que combinó el respeto por la tradición, el color de los fuegos artificiales y el liderazgo tecnológico de Japón, la entrada de la bandera del país anfitrión ante un templo sucedió a una representación de atletas que se entrenaban en una cinta de correr o una bicicleta indoor simulando los problemas que han tenido los deportistas de los 205 comités olímpicos para preparar los ‘Juegos de la esperanza’ ante la pandemia.
La cantante Misia, con un vestido con los colores olímpicos, llenó con su interpretación del himno nacional nipón el silencio de un graderío para 68.000 espectadores, y ocupado tan solo ese millar de invitados, encabezados por el emperador Naruhito y el presidente del COI, Thomas Bach. Los aros olímpicos fabricados con la madera de los árboles que germinaron con las semillas sembradas en Tokio 1964, que simbolizan el legado y la sostenibilidad que pregona el movimiento olímpico, ocuparon el ‘escenario’ del estadio previo al desfile de una representación de los 11.274 deportistas que disputarán los Juegos.
Como es tradicional Grecia, la ‘cuna’ de los Juegos, fue el primer país en desfilar –siguiendo el orden del alfabeto nipón– antes que lo hicieran el Equipo Olímpico de Refugiados, una animosa delegación argentina y el Comité Olímpico Ruso, con su numerosa representación sin su bandera por su sanción por el ‘dopaje de Estado’.
España lo hizo en el puesto 88, con los sonrientes abanderados, por vez primera de forma conjunta, la badalonesa Mireia Belmonte y el leridano Saúl Craviotto, que lideraron con una uniformidad blanquirroja las esperanzas de los 322 olímpicos nacionales. Pese a los rostros medio ocultos por las mascarillas, de todos los colores, y a la ausencia de público, los protagonistas de la primera fiesta deportiva mundial se esmeraron por mostrar su emoción ante las cámaras que llevaban sus imágenes a todo el mundo. Las delegaciones fueron menos numerosas que en ediciones anteriores.
Tras el desfile, el cielo de Tokio lo ocuparon 1.824 drones para dibujar el emblema de los Juegos, que mudó en el planeta Tierra para sobrevolar el estadio mientras sonaban los acordes del tema universal ‘Imagine’ de John Lennon interpretado por varios artistas, entre otros, el español Alejandro Sanz.
Poco después del himno olímpico, se desveló la última incógnita de la ceremonia: la tenista Naomi Osaka fue la portadora del último relevo y trasladó el fuego de la ‘flor de cerezo’ de la antorcha prendido en la antigua Olimpia hasta el pebetero del estadio, una esfera que encarna vitalidad y esperanza. Este fuego sagrado alumbró los Juegos de Tokio 2020, los de la pandemia, del 8K y el 5G, los más televisivos, aplazados un año en el calendario por la Covid-19, la plaga que convirtió el planeta en un páramo inerte y que ahora pretenden insuflarle esperanza para salir (aún) de las tinieblas.
La tenista Naomi Osaka encendió el pebetero Si en los Juegos de 1964 fue Yoshinori Sakai, atleta nacido en Hiroshima el día del bombardeo nuclear de la Segunda Guerra Mundial, fue el portador de la última antorcha, ayer Tokio apostó por un mosaico de personalidades del pasado y del presente.
Antiguos luchadores (Sairo Yoshida y Tadahiro Nomura) y beisbolistas (Sadaharu Oh, Hideki Matsui y Shideo Nagashima) entraban en el estadio con la antorcha en la mano, antes de pasársela a un médico, una enfermera y a una atleta paralímpica, a los representantes de tres prefecturas japonesas y a la tenista Naomi Osaka, icono del deporte japonés en la actualidad, y fue la encargada de encender el pebetero, resolviéndose así el misterio. Eso sí, fue un encendido a la forma clásica, sin artificios, ni novedades tecnológicas ni fórmulas chocantes.
Desfile con canciones de videojuegos Los atletas desfilaron al ritmo de canciones de famosos videojuegos japoneses durante la ceremonia de inauguración de la competición. Tras un breve vídeo introductorio encabezado por la violinista Nitsuko Taneda, la delegación olímpica de Grecia abrió el desfile al ritmo del “Overture: Rotos Theme” de Dragon Quest, obra del compositor Koichi Sugiyama, al que siguieron otras como Tales of, Monster Hunter, Chrono Trigger, NieR, Ace Combat, Sonic the Hedgehog, Pro Evolution Soccer, Phantasy Star Universe, Gradius (Nemesis), SaGa y Soulcalibur.
Un detenido en las manifestaciones Un hombre fue arrestado por la policía de Tokio en las inmediaciones del Estadio Olímpico cuando se manisfestaba en contra de los Juegos Olímpicos, coincidiendo con la celebración de la ceremonia de apertura. Susumu Yamamoto, de 40 años y residente en la prefectura de Fukuoka (sudoeste de Japón), se encontraba con decenas de manifestantes en el distrito de Shibuya cuando fue detenido por obstaculizar la labor del cuerpo de policía.