DEPORTES
Histórica Chourraut
La vasca, que residió 15 años en La Seu, se cuelga la plata en el K1 de eslalon, su tercera medalla en unos Juegos || Oro en Río 2016 y bronce en Londres 2012
La palista vasca Maialen Chourraut logró ayer la plata en la final de K1 de eslalon en los Juegos de Tokio, su tercera medalla olímpica tras el bronce de Londres 2012 y el oro de Río 2016 y que supuso la tercera para la delegación española en la cita nipona.
La guipuzcoana, afincada en La Seu entre 2005 y 2020, había accedido con el séptimo mejor crono a la final, se posicionó primera en la tabla de tiempos, con un crono de 106.63, después de una bajada sin penalizaciones. Con todavía seis participantes por competir, la palista de Lasarte-Oria, de 38 años y número siete del ranking mundial, tuvo que esperar a los resultados de sus rivales para saber si albergaba opciones de medalla.
La británica Kimberley Woods, la neozelandesa Luuka Jones y la italiana Stefanie Horn no lograron desbancarla de la cima, pero sí lo hizo la alemana Ricarda Funk, que se proclamó campeona olímpica tras un 105.50 sin errores.
Sin embargo, la mala bajada de la eslovaca Eliska Mintalova le dio la medalla y los dos inesperados errores de la favorita, la australiana Jessica Fox, permitieron a Chourraut hacerse con la plata. La oceánica, con un tiempo de 106.73, completó el podio con el bronce.
De esta manera, Chourraut sumó su tercer metal en unos Juegos y España consiguió su tercera medalla en Tokio, después de que Adriana Cerezo conquistara la plata en taekwondo y de que David Valero lograra el bronce en bicicleta de montaña.
Chourraut, palista del Atlético San Sebastián, se estableció en La Seu en 2005 y el año pasado, coincidiendo con el inicio de la pandemia, decidió regresar a Euskadi junto a su entrenador y marido, Xabier Etxaniz.
“Hemos vivido allí durante 15 años, nuestra hija nació allí, teníamos las condiciones ideales para entrenar. Teníamos mucho apoyo, pero después de un confinamiento tan duro teníamos la necesidad de juntarnos con nuestra familia, con nuestras madres.
Acababa una etapa”, explicó ayer Chourraut después de lograr la medalla.
“Los últimos dos meses fueron muy difíciles, no sabíamos si seríamos capaces de afrontar esta situación porque nuestra hija siempre ha viajado con nosotros. Tiene ocho añitos, que parece que es mayor, pero es vulnerable.
No quería que los Juegos Olímpicos fueran una mala experiencia para ella”, añadió la palista vasca, que pudo celebrar la medalla junto a Pau Etxaniz, hijo de Xabier y expalista del Cadí CK.
Pau se encuentra en Tokio como probador del circuito de C1. “En La Seu tenía vicios adquiridos en algunos gestos técnicos.
Conseguí volver a mis raíces, al sitio donde empecé como piragüista.
Volví a mi Atlético San Sebastián, a la playa de La Concha, a volver a remar en el mar, que tanto añoraba, al Río Bidasoa... Han sido nuevos estímulos muy positivos para mí”, añadió.