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Ana Peleteiro festeja el bronce junto a la venezolana Yulimar Rojas, su compañera de entrenamientos y que fue la gran dominadora del triple salto.

Ana Peleteiro festeja el bronce junto a la venezolana Yulimar Rojas, su compañera de entrenamientos y que fue la gran dominadora del triple salto.EUROPA PRESS

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Los deportistas españoles conquistaron ayer dos nuevas medallas que aunque no fueron de oro lo parecieron: la plata lograda por el gimnasta Ray Zapata con la misma puntuación que el campeón, y el bronce en triple salto de Ana Peleteiro tras batir dos veces su récord de España. Con estas medallas, la delegación española ya acumula siete, tras un oro en tiro, dos platas más en taekwondo y piragüismo y otros dos bronces en bicicleta de montaña y tenis.

El gimnasta lanzaroteño ganó ayer el segundo puesto en la final de suelo, en la que obtuvo 14,933 puntos, los mismos que el israelí Artem Dolgopyat, pero este quedó por delante por presentar un ejercicio con mayor grado de dificultad.

Con ello, Ray Zapata relevó, trece años después, al mítico Gervasi Deferr, pionero de la gimnasia nacional y ganador de tres metales olímpicos (dos oros y una plata) desde el año 2000 hasta 2008, su última participación en unos Juegos. Aquella plata, también en suelo, fue la última presea olímpica del barcelonés, que se retiró de la gimnasia tres años después.

Desde entonces ha sido entrenador de muchos gimnastas, entre ellos Ray Zapata, su discípulo en el CAR de Sant Cugat que ayer entró por la puerta grande de la gimnasia española a sus 28 años.

Zapata releva al de Premià de Mar, el último gimnasta que subió a un podio olímpico hace 13 años

A sus 40 años, y desde la cabina de Radio Televisión Española, Deferr siguió la prueba de Zapata y no pudo evitar emocionarse cuando los jueces confirmaban la medalla del su pupilo a falta de un gimnasta por ejecutar su ejercicio. A la tercera cita olímpica, después de 13 años, la gimnasia artística volvió a aportar al medallero español.

La jornada prometía para el gimnasta de origen dominicano, cuya reciente paternidad le había dado el plus que necesitaba para asaltar el podio olímpico.

Así lo reconoció Zapata antes de viajar a Tokio y finalmente ha conseguido lo que buscaba. Su intención fue impresionar pero sin olvidar que ‘asegurando’ es como se levantan las medallas. Saltó a la acción en segunda posición y obtuvo la máxima puntuación tras su ejercicio.

Ray no realizó el ‘Zapata II’ y decidió quedarse con la versión inferior, que clavó. En el resto fue a más ganando confianza en cada movimiento, sellando sus pies al tartán, y mejorando incluso en el equilibrio, cuando terminó por confirmar que era uno de los grandes candidatos a medalla.

Acto seguido a su ejercicio fue el turno del israelí Dolgoypat, cuya ejecución no fue ni mejor ni peor que la de Zapata, simplemente fue catalogada por los jueces con idénticos guarismos. Hubo dos decisiones más ajustadas y Ray no tuvo otra que encajar la nota de su rival, que pasaba a colocarse primero de forma provisional. Dolgoypat se hizo con el primer puesto porque eligió una dificultad superior, aunque apenas fuese una décima en comparación a Zapata. Ese exiguo decimal fue el que decidió el color del metal en suelo y quien llevó a las lágrimas al español, que las cambió por sonrisas cuando confirmó que esa plata ya no se la quitaba nadie.

La espera fue tensa pues todavía restaban cuatro gimnastas, aunque pronto se cayó de la terna alguno de los contendientes.

Los surcoreanos acabaron fuera del tartán y el chino Xiao estuvo espléndido pero no llegó a alcanzar a Zapata. La medalla era un hecho para el español de origen dominicano, que quiso dedicar su presea a su recién nacida Olympia, de dos meses, y también tuvo palabras para su antecesor, Gervasi Deferr.

“Tengo ganas de darle un abrazo. Fue uno de los primeros que confió en mí, el único que apostó por mí junto con Víctor Cano, apostó cuando todo el mundo decía que no valía para nada. Pues sí que valgo y lo he demostrado. No lo hacía para demostrárselo a nadie, lo he hecho para demostrármelo a mí mismo. Gracias a ‘Gervi’ por todo su apoyo y consejos”.

Al final de la jornada de ayer cayó la séptima medalla para España, gracias a Ana Peleteiro, que se hizo con el bronce en una final de triple salto donde se impuso su compañera de entrenamiento, la venezolana Yulimar Rojas, quien fijó un nuevo récord del mundo, 15,67 metros. Peleteiro logró por su parte batir por dos veces su propio récord nacional, primero con 14,77 en el segundo turno y luego con 14,87 en el quinto, y terminó celebrando el bronce junto a Rojas, la gran estrella de la jornada, mientras que la portuguesa Patricia Mamona se adjudicó la medalla de plata con récord de su país.

La gallega se convierte de este modo en la tercera atleta española en conquistar una presea en unos Juegos Olímpicos, después del bronce de María Vasco en 20 km marcha en Sydney 2000 y el oro de Ruth Beitia en salto de altura en Río de Janeiro 2016.

“No puedo parar de llorar. Sabía que hoy podía ser un gran día, pero nunca me imaginé que lo conseguiría. Soñaba mucho con ello, pero no sabía si iba a ser capaz de sacar ese salto”, señaló la gallega, que añadió: “Por fin puedo decir que soy medallista olímpica. Llevo toda la vida soñando con eso. No me lo puedo creer, tendré que esperar unos días para digerirlo”, reconoció.

Ana Peleteiro festeja el bronce junto a la venezolana Yulimar Rojas, su compañera de entrenamientos y que fue la gran dominadora del triple salto.

Ana Peleteiro festeja el bronce junto a la venezolana Yulimar Rojas, su compañera de entrenamientos y que fue la gran dominadora del triple salto.EUROPA PRESS

Ana Peleteiro festeja el bronce junto a la venezolana Yulimar Rojas, su compañera de entrenamientos y que fue la gran dominadora del triple salto.

Ana Peleteiro festeja el bronce junto a la venezolana Yulimar Rojas, su compañera de entrenamientos y que fue la gran dominadora del triple salto.EUROPA PRESS

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