DEPORTES
Adiós a los Juegos 'burbuja'
Tokio despide la cita olímpica más extraña de la historia marcada por la pandemia, con 80.000 test diarios y sin público || París toma el relevo con la esperanza de recuperar la normalidad
La llama que tanto costó encender, un año más tarde de lo esperado, ya no flamea en el estadio olímpico de Tokio. Atrás quedan algo más de dos semanas de competición marcadas por la pandemia del coronavirus, que obligó a blindar a los deportistas con 80.000 test diarios y sin público en las gradas, en los Juegos Olímpicos más extraños e inciertos de la historia.
Cientos de deportistas pusieron ayer el broche final en una ceremonia de clausura cargada de simbolismo, tradición y, sobre todo, luz y color para despedir “los Juegos de la esperanza” y abrir un nuevo ciclo olímpico que desembocará, dentro de tres años, en París. “Habéis creado magia en estos Juegos. Fuisteis más rápidos, llegasteis más alto y fuisteis más fuertes porque estuvisteis juntos.
Este es un poderoso mensaje de solidaridad y paz. En estos tiempos difíciles, vosotros dais al mundo el más preciado de los regalos: la esperanza. Esto nos da fe en el futuro.
Los Juegos de Tokio han sido los Juegos de la esperanza, la solidaridad y la paz. El pueblo japonés puede estar orgulloso de lo que ha conseguido”, apuntó el presidente del COI, Thomas Bach..
“Los Juegos de Tokio han sido los Juegos de la esperanza, la solidaridad y la paz”, afirmó
De nuevo sin público en el estadio, el acto arrancó con un vídeo de los mejores momentos de la cita olímpica bajo la atenta mirada, entre otros, del emperador Naruhito y del presidente de Francia, Emmanuel Macron, como máximo representante del país que acogerá los próximos Juegos, los de París 2024. Todas las banderas, después del izado de la de Japón, fueron entrando en el recinto, con la eufórica karateca Sandra Sánchez, que el pasado jueves se proclamó campeona de kata en el estreno olímpico de su deporte, portando la enseña española. Como la talaverana, muchos protagonistas en estas dos semanas desfilaron como abanderados, como el italiano Marcell Jacobs, sorprendente campeón de 100 y 4x100 metros; o la neerlandesa Sifan Hassan, oro en 5.000 y 10.000 metros y bronce en 1.500, antes de que comenzase el espectáculo de luz y color.De entre un círculo lleno de colores, representación de todas las banderas del mundo, miles de partículas de luz volaron, gracias al estudio Moment Factory, para formar los anillos olímpicos, mientras el centro del recinto se iluminaba para dar paso a la Tokyo Ska Paradise Orchestra. El ambiente, hasta entonces solemne, tornó en festivo mientras sonaban los acordes del ‘Himno de la alegría’, recibido con euforia por los cientos de deportistas.
Y llegó el turno del relevo. La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, entregó la bandera olímpica al presidente del COI, Thomas Bach que, a su vez, se la cedió a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. Tras ello se procedió al apagado del pebetero. Terminaban así los Juegos Olímpicos de Tokio y empezaba la Olimpiada de París.