Pionera en la Champions

El pasado 10 de noviembre tuvo lugar un hecho histórico en el Estadi Johan Cruyff. En el minuto 86 del partido de la fase de grupos de la Champions Femenina que enfrentaba al FC Barcelona y al Hoffenheim alemán, y con 4-0 en el marcador, salió del terreno de juego una de las capitanas azulgranas, Marta Torrejón, y entró en su lugar Ona Baradad (Rosselló, 16 de abril de 2004). Ona se convirtió así en la primera leridana en debutar con el primer equipo del Barça.

Y la segunda en jugar un partido en la Champions. La primera fue Dolors Ribalta (Agramunt, 29 de junio de 1977), que la jugó con el Espanyol en 2006. Si Ona debutó con 17 años, a su predecesora leridana la oportunidad le llegó ya en el ocaso de su carrera.

“Tenía 29 años y, de hecho, ya había decidido retirarme al final de la temporada 2005-06, pero al ganarlo todo y al ver que jugaríamos la Champions decidí aguantar un año más”, explica. El Espanyol ganó su única Liga hasta la fecha la temporada 2005-06, lo que le dio el billete para la disputar la entonces llamada UEFA Women’s Cup. “Jugamos la primera ronda en Escocia, y nos enfrentamos cuatro equipos en un torneo que duró varios días en el mes de agosto”, recuerda.

Antes de los cuartos de final había una doble fase de grupos. En la primera eran cuatro equipos y pasaba a la segunda fase el primero, que fue el Espanyol. “Estábamos alojadas en una residencia universitaria y vinieron muchas familias.

Ir a la Champions fue un regalo”.Ribalta, capitana, ya no era titular en el equipo, aunque pudo disfrutar de algunos minutos en esta experiencia europea. En su lugar en la defensa empezaba a consolidarse un talento emergente de 15 años, curiosamente, Marta Torrejón. En la segunda fase de grupos el Espanyol quedó eliminado.

“A diferencia del Barça ahora, entonces no hubo continuidad y el Espanyol ya no volvió más a la Champions”. “Desde que nací, el fútbol ha sido mi auténtica pasión”. Dolors Ribalta cuenta que jugaba en la calle en Agramunt, porque “entonces no te podías plantear hacerlo en equipos femeninos; no había y ni siquiera se nos pasaba por la cabeza”.

De hecho, era de Mafet, una pedanía que no llega ni a los cien habitantes. Entonces, otra chica del pueblo le propuso ir a jugar un amistoso con el Espanyol contra el Barça en la Festa Major de El Vendrell. “Y ya me quedé”, explica.

“Ese día jugué con unas botas de mi padre”. Era el verano de 1995, y hasta 1998 iría y vendría desde Lleida. “Era divertido porque vivía en Lleida, estudiaba Magisterio en la UdL, entrenaba en el Pardinyes y los viernes iba con el tren borreguero a entrenar con el Espanyol”.En este periodo, ganó de blanquiazul la Copa de la Reina de 1996 y 1997, las dos primeras de la historia del club, y se quedó a las puertas de disputar la final de 1998, que tuvo como sede el Camp d’Esports de Lleida y que coronó al Málaga tras derrotar 4-0 al Lagunak navarro: “Fue muy duro porque me hacía mucha ilusión jugar allí, pero perdimos la semifinal”.Con la diplomatura en el bolsillo, decidió trasladarse a Barcelona, de donde ya no se ha movido: “Mientras me preparaba las oposiciones empecé a hacer un posgrado en Psicología del Deporte en Edad Escolar”.

Y por el camino, siguió jugando en Primera mientras se licenciaba en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. E incluso formó parte de la selección catalana. A la que no pudo ir fue a la española, pese a que le surgió la oportunidad: “Dije que no, pero no porque no quisiera, sino porque acababa de aprobar las oposiciones y no quería faltar ya tan pronto al trabajo”, lamenta.

“¡Y era la española! Pero es una de las renuncias que como mujer deportista tuve que hacer y que quizás ahora no haría”.Explica que cuando el Espanyol se clasificó para la Champions, ya al final de su carrera futbolística, ejercía como profesora en la escuela de primaria Torre de la Llebre de Rubí por las mañanas, daba clases en la Universitat Ramon Llull por las tardes y, tres días a la semana, salía antes de las diez de la noche para poder entrenar.Y aunque casi siempre jugó sin cobrar, se considera una privilegiada: “No cobrábamos, pero teníamos unas condiciones envidiables para el resto de los equipos, especialmente a partir de 2001, cuando entramos en la Ciutat Esportiva ahora llamada Dani Jarque”, recuerda.Se retiró en 2007 con una Liga (2006), tres Copas de la Reina (1996, 1997 y 2006) y dos Copas Catalunya (2005 y 2006), se mantuvo en el cuerpo técnico como ayudante y allí coincidió con Mauricio Pochettino, actual técnico del PSG. Ribalta espera que el debut europeo de Ona tenga continuidad: “Es muy importante que las leridanas lleguemos a la élite y haya muy buena formación de base, para que no sea una anécdota cada vez que una lo consigue”. Y lanza un deseo: “que muchas más leridanas jueguen en Europa y que el AEM llegue a Primera”.