Los Mossos echan a los Esteve del Camp d'Esports a instancias de la Paeria

Miembros de la actual directiva del Lleida Esportiu, entre ellos el presidente, Luis Pereira, y el exdirigente y todavía socio Albert Esteve protagonizaron ayer por la mañana una discusión a las puertas del Camp d’Esports por el cambio de llaves en las instalaciones de propiedad municipal. Ataviado con una gorra como las que lucen en la serie Peaky Blinders, Albert Esteve se presentó en las oficinas y llamó a los Mossos d’Esquadra, según fuentes de la nueva directiva.

Quería impedir a toda costa que se procediera al cambio de llaves que había pedido el grupo de Pereira y que contaba con la autorización de la Paeria. Cuando aparecieron los Mossos recibieron la comunicación del ayuntamiento confirmando que la gestión del acceso corresponde a la actual directiva, pero Albert Esteve dijo, antes de marcharse, que tenía que dejar todas las puertas cerradas e intentó entrar en uno de los accesos. En ese momento los Mossos se lo impidieron y le instaron a que dejara las puertas abiertas.

La cuenta oficial de Twitter del club, todavía en manos de los Esteve, anunció más tarde que Jordi Esteve, atribuyéndose aún la presidencia del Lleida Esportiu, había presentado una denuncia ante los juzgados contra Luis Pereira, Vicente Javaloyes, el concejal de deportes Ignasi Amor y el técnico y asesor de alcaldía Juanjo Falcó. Fue pasadas las 14.00 horas cuando se inició el cambio de cerraduras –hay alrededor de 60 en toda la instalación– , proceso que continuará hoy.

Mientras tanto, el Camp d’Esports está siendo custodiado desde la noche del domingo por seguridad privada contratada por el grupo de Pereira, después de que el pasado sábado personas afines a la anterior directiva se llevaran pertenencias de las dependencias del estadio.

Luis Pereira, acompañado de su mano derecha Vicente Javaloyes y el abogado Marc Torres, compareció por la tarde ante los medios para explicar lo ocurrido por la mañana y durante todo el fin de semana. “Han sido días moviditos”, dijo el presidente del club. “Queríamos una transición pacífica, pero el domingo todas las concesiones que hicimos llegaron al límite con la agresión a Vicente (ver desglose). No habrá negociación. Me cierro a cualquier negociación. El club debe ser un espacio de paz y convivencia. Lleida no se lo merece lo que ocurrió”, señaló el empresario gallego afincado en Suiza.

Marc Torres, tras explicar que comparecieron los tres el sábado voluntariamente ante los Mossos tras las acusaciones de Jordi Esteve de haber sido coaccionado y amenazado para firmar su salida del club, dijo que cuando se archive esta denuncia “en la que ni siquiera declaramos como investigados sino como testigos”, procederán a interponer dos querellas contra los Esteve, una por calumnias y la otra por denuncia falsa. “Hasta el día 14 no hubo problema y todo iba bien, de hecho, ese día vino a verme al hotel Jordi Esteve con su mujer y su hijo pequeño. ¿Cómo puede haber una coacción?”, dijo Pereira.

Desaparece una escultura y dicen que será difícil auditar el club

La nueva directiva ha echado en falta en una primera inspección una escultura de fútbol de hierro, obra del artista argentino afincado en Lleida Miguel Ángel González, que los anteriores dirigentes se habrían llevado. También creen que han desaparecido documentos y material de la tienda. “Ya les dije que lo de la tienda se lo podían llevar todo”, señaló Pereira. Por su parte, el abogado Marc Torres admitió que será “laborioso hacer las auditorías porque es como si hubiera habido un incendio”.

Javaloyes ha denunciado ante Mossos que Albert Esteve le agredió

Vicente Javaloyes presentó una denuncia ante los Mossos el domingo tras ser agredido por Albert Esteve, lo que demostró con imágenes de vídeo, ya que estaba grabando que una furgoneta había aparecido en el Camp d’Esports con la intención de llevarse pertenencias como había ocurrido el sábado. Esteve se dirigió a Javaloyes causándole daños en la cara y los dedos de una mano, además de romperle el móvil aunque  siguió grabando la escena. “Miedo no tengo, pero me duele ver a mi mujer llorando. Hay que empatizar con eso. Me pilla mayor y calmado porque más joven habría respondido muy diferente”, aseguró.