SEGRE

BALONMANO VALORES

Unidos por la paz

Antonina y Àngel, jugadores del Handbol Pardinyes, ella nacida en Ucrania y él de madre rusa, piden que se ponga fin a la guerra || “En el club nos enseñan deporte y nos forman como personas”

Antonina y Àngel, jugadores del Handbol Lleida Pardinyes, con orígenes y vínculos ucraniano y ruso, respectivamente, ayer en el pabellón donde entrenan y juegan.

Antonina y Àngel, jugadores del Handbol Lleida Pardinyes, con orígenes y vínculos ucraniano y ruso, respectivamente, ayer en el pabellón donde entrenan y juegan.AMADO FORROLLA

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“Claro que nos gustaría que se resolviera lo antes posible el conflicto y que se ponga fin a la guerra”. Es el alegato de paz que lanzan dos compañeros del Club Handbol Lleida Pardinyes, Antonina Grushetska Matskiv, de 17 años y nacida en Ucrania, y Àngel Sabaté Sytiouguina, de 19 y de madre rusa. Antonina nació en Ivano-Frankivsk, una ciudad de unos 250.000 habitantes situada al oeste de Ucrania y una de las zonas del país más alejadas de la guerra.

Se encuentra a unos 600 kilómetros de la capital, Kiev. Llegó a Lleida, donde trabajaba su padre, siendo un bebé de solo 7 meses. Es hija única y ahora vive con su madre.

“Allí tengo a mis abuelos y a la gran mayoría de mi familia. Por suerte están lejos de los enfrentamientos y las bombas y se encuentran bien. Allí, por lo que ellos nos cuentan, está la situación tranquila, pero al principio no había forma de contactar con ellos porque se cortaron las comunicaciones”, explica esta estudiante de primero de Bachillerato científico que juega como lateral izquierda en el juvenil del Handbol Pardinyes que dirige la entrenadora Anna Fillat.Àngel nació en Lleida, pero su madre procede de la ciudad de Tambov, de casi 300.000 habitantes y situada a casi 500 kilómetros al sureste de Moscú.

Allí le quedan unos primos y un tío. La última vez que visitó a sus parientes fue cuando tenía “12 o 13 años”, recuerda. Aclara que él no pretende erigirse en ningún representante ruso “porque ni sé hablar el idioma”, aunque se muestre orgulloso de los orígenes de su madre.

Su hermano mayor, Roman, sí nació allí, pero se trasladó siendo muy pequeño hasta Lleida. Àngel, que juega de portero y ya es sénior, tiene muy claro que “la política nunca debe afectar a las relaciones interpersonales y aquí en el club esto se refleja en los valores que inculcan”.Antonina asiente con la cabeza y añade que “este club es como una segunda familia. No solo te enseñan deporte sino que te ayudan y te forman como persona”.

Ella es producto del proyecto conjunto entre la Associació Lleidatana, donde jugó hasta el primer año de cadete, y el Handbol Lleida Pardinyes, donde cumple su tercera temporada.Àngel lleva desde alevín en el club tras comenzar a jugar al balonmano en la Escola Riu Segre. Puede hablar con perspectiva del club y valora su filosofía de valores. “Me gusta mucho la forma que tiene de entender el crecimiento del jugador en el aspecto deportivo y como persona.

Aquí te enseñan a resolver situaciones difíciles, a saber ganar y también a saber perder, que es lo que cuesta más. El Pardinyes busca no solo formar buenos jugadores sino también buenas personas”, asegura.Al margen del balonmano, Antonina ya piensa en estudiar la carrera de Química o Biomedicina cuando acabe el Bachillerato. Àngel quiere hacer un doble grado.

“La Sociología y la Estadística me apasionan”, concluye.

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