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FÚTBOL PRIMERA DIVISIÓN

Día histórico para las futbolistas

El CSD aprueba los estatutos de la Liga femenina, que será profesional la temporada que viene || La Segunda división, donde compite el AEM, seguirá sin serlo pese a aumentar la exigencia

Rubiales y Franco, con la directiva del Atlético Lola Romero, y las jugadoras Marta Carro y Sheila Elorza.

Rubiales y Franco, con la directiva del Atlético Lola Romero, y las jugadoras Marta Carro y Sheila Elorza.EFE

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El 26 de julio de 1984 pasó a la historia como el día en el que se aprobaron los estatutos de la Liga de Fútbol Profesional masculina. Ayer, y 38 años después, finalmente se aprobaron también los de la Liga femenina, que será profesional a partir de la próxima temporada. La aprobación, a cargo de la comisión directiva del Consejo Superior de Deportes (CSD), se produjo por unanimidad, culminando así casi un año de lucha.

Su presidente, José Manuel Franco, señaló que, de esta manera, se “salda una deuda con las mujeres deportistas”. “Debo lamentar que hayamos obviado durante mucho tiempo al 50% de nuestro potencial deportivo”, manifestó, añadiendo que “es injusta esta desigualdad histórica que arrastramos, pero haremos lo que sea necesario para corregirla”.Esta aprobación, que cambiará la Primera División no afecta, por ahora, al AEM, que compite en Segunda. Su entrenador, Òscar Cobacho, considera que con la llegada de la Liga profesional se hace “justicia”.

“Pienso como eran las categorías hace pocos años y hemos crecido mucho, y es un paso que genera ilusión”, comentó. Pixu, capitana del equipo leridano, destacó que el de ayer supone “acercarnos un poco más a la igualdad”, y recordó que, cuando el AEM debutó en la actual Segunda estatal de dos grupos en 2019, “no cobraba ninguna jugadora del equipo”.

Esto, afortunadamente, ha cambiado, pero las condiciones de las jugadoras de la antesala de la élite distan mucho de ser profesionales. Sin ir más lejos, la propia Pixu tuvo que jugar 90 minutos el domingo ante el Racing habiendo trabajado de madrugada en Barcelona, apenas sin dormir y sin haber podido entrenar ni un solo día con el equipo.Jugar al fútbol no les da para vivir y no pueden considerarlo su profesión al contrario que sus compañeros de Segunda masculina. Ellas tienen que hacer malabarismos para combinarlo con el trabajo o, en el caso de las más jóvenes, con los estudios: “Tenemos que hacer mil cambios para asistir a los partidos, pedir favores y tirar de horas personales”, resume Pixu como sacrificios para poder competir en una categoría que solo es profesional en la exigencia: “Entrenamos cuatro días por semana y, como tenemos viajes tan largos, cuando jugamos fuera empleamos todo el fin de semana”. Y esta exigencia irá en aumento, porque la próxima temporada la Segunda será de un solo grupo, pero todavía no profesional.

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