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El jugador del Lleida Esportiu junto a familiares guineanos.

El jugador del Lleida Esportiu junto a familiares guineanos.

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Con el equipo de Guinea Ecuatorial compramos 20 entradas y las fuimos a repartir a los niños por la capital, Malabo. En un país con tanta pobreza, es algo bonito ver cómo la gente se moviliza y la alegría que siente cuando juega su selección”. Es un detalle que cuenta Joan López Elo, conocido futbolísticamente como Joanet, acerca de su experiencia en la selección de Guinea Ecuatorial, donde estuvo convocado hasta el pasado miércoles para disputar dos partidos de clasificación de la Copa de África.

Joanet, de 23 años y capitán del Lleida Esportiu en muchos partidos de este final de temporada, nació en Alcoletge, pero puede defender los colores de la selección ecuatoguineana porque su madre es natural de allí. “Ella vino a España con 16 años, pero tiene diez hermanos viviendo en Guinea y también a su abuela, mi bisabuela”, explica el centrocampista leridano. La federación del país africano se puso en contacto con él en 2019 para que obtuviera la nacionalidad y pudiera ir convocado con la selección.

Desde entonces ya ha asistido a cinco concentraciones de la Nzalang Nacional –nombre con el que se apoda el conjunto ecuatoguineano–, dos de ellas en este 2022, coincidiendo con el gran final de temporada que ha hecho el centrocampista bajo las órdenes de Gabri.Antes de ser convocado, Joanet solo había ido a Guinea Ecuatorial dos veces en toda su vida. “Fui con 3 o 4 años y luego con 12”, comenta el de Alcoletge, quien añade que su experiencia desde que juega en la selección le ha cambiado “la percepción que tenía. Cuando empiezas a ir crees que puede ser algo bueno para tu carrera, pero nada más.

Luego, empiezas a ser consciente de lo que supone y la ilusión que genera, también para tu familia, y empiezas a sentirte orgulloso de defender los orígenes de los tuyos”, afirma.Para él, estas convocatorias con la selección también le sirven para visitar a familiares. “Después de jugar, nos dan un día libre y aprovecho para ir a ver a los hermanos y hermanas de mi madre que viven en Malabo”, dice. El fútbol le permite hacer unas visitas que para su madre y su hermana, les resultan más difíciles, ya que “es muy caro viajar desde España, te puede costar 700 u 800 euros y lo tienes que mirar con mucha antelación.

Ellas dos vinieron hace poco, pero yo no pude porque es difícil planificar tan a largo plazo sin saber las fechas del equipo”, admite.La propia capital, Malabo, ofrece muchos contrastes. “Cuando llegas al país, te imaginas un sitio sin muchos recursos y te encuentras que con la selección vamos a hoteles en la capital que cuentan con todos los servicios. Luego, algunos familiares tienen casas como las de aquí en el centro de Malabo, pero si vas al barrio más pobre, la situación ya cambia.

Al menos hay luz eléctrica, porque si sales de la ciudad y vas a los pueblos, donde mi familia también tiene una casa, allí no hay ni siquiera electricidad”, explica Joanet. Estos contrastes también los vive dentro del propio terreno de juego. “Fuimos a Túnez –donde perdieron 4-0 y él fue expulsado– y el campo es estupendo.

Pero, aquí en Guinea, el césped parece la hierba de un jardín. Los desplazamientos también son muy duros, con muchas escalas y muy largas”.Esta última convocatoria sirvió para arrancar la fase de clasificación para la Copa África 2023 en Costa de Marfil. Tras caer en Túnez, Guinea ganó a Libia (2-0) y es tercera en su grupo, con los mismos puntos que el segundo, la propia Libia, que accede al campeonato.

Internacionales nacidos en EspañaHistorias como la de Joanet están lejos de ser la excepción en la selección ecuatoguineana. De hecho, en la última convocatoria 18 de los 25 seleccionados son jugadores nacidos y/o formados en Europa (sobre todo en España) con raíces en en el país y que acaban siendo internacionales.Desde su estreno como selección en el año 1975 hasta inicios de la década del 2000, la selección Nzalang era un equipo muy poco competitivo, basado únicamente en jugadores locales. Pero a inicios de siglo, la Federación guineana empezó a reclutar jugadores con orígenes en el país, nacidos mayoritariamente en España, o al menos formados allí desde pequeños, para que pudieran competir con su selección si no tenían opciones de hacerlo con el equipo español.

Así, el nivel de Guinea fue aumentado, hasta poder debutar, tras casi 40 años de competición, en la Copa de África 2012, alcanzando los cuartos de final. Desde entonces, han disputado 2 torneos continentales más: en 2015, como anfitrión y este año, donde también llegaron a cuartos.

El jugador del Lleida Esportiu junto a familiares guineanos.

El jugador del Lleida Esportiu junto a familiares guineanos.

El jugador del Lleida Esportiu junto a familiares guineanos.

El jugador del Lleida Esportiu junto a familiares guineanos.

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